La primera vez que lo ve, lo encuentra en medio de un sueño.
Debe ser un sueño
Es la noche vieja de 1950, y en medio de una oscuridad a medias, una penumbra casi mágica; lo encuentra tocando una melodía con tintes melancólicos en el viejo piano de la Academia. La luz plateada de la luna baña su indomable mata de cabello oscuro, y la espesa cortina de pestañas que dibuja el contorno de sus ojos cerrados parecen temblar débilmente. Sus labios fruncidos le dan un toque de seriedad, y la imagen completa es como una visión mística que absorbe todos los sentidos de HyukJae.
Sus manos se mueven suavemente. Acaricia las teclas una a una, lentamente. Crea una serenata a la noche y un desasosiego en el centro de su silencioso espectador.
La melodía termina y el pianista dirige su mirada allá, lejos. Hasta donde las ideas se expanden en un territorio desconocido para el horizonte.
El concierto ha terminado.
Esa noche HyukJae sueña que es una tecla de marfil, incrustada en un fino piano de cola, y desde su posición, ahí abajo, observa el apacible rostro del pianista, y hasta puede sentir las cosquillas, cuando su largo y cálido dedo lo hace resonar en un tono de Mi.
* * *
Las siguientes tres noches HyukJae acude al mismo lugar sin ningún éxito.
A la cuarta, está acompañado por alguien. Es un amigo, se dice a fuerza de razonamiento. ¡Cuidado!, advierte algo en su pecho.
Se queda un poco más de lo que debería. Se entera que KyuHyun ciertamente es solo un amigo, y que ya no podrá leerle. No te preocupes, me las apañaré con los dedos, dice con una sonrisa. Eso no lo entiende del todo pero le gusta la sonrisa. Luego, al final, obtiene algo de inmensurable valor. Un nombre. Su nombre.
DongHae.
Es un bonito nombre
DongHae, piensa mientras se va a dormir.
DongHae. Por la mañana, cuando corre a través del campus; se le ha hecho tarde porque –por favor, cinco minutos más- y se ha seguido una hora de filo soñando que le hacía el amor a un castaño bonito sobre el cruasán de la luna.
DongHae. Cuando en lugar de leer, intenta dibujar su rostro, sus manos, sus labios. Aunque lo único que obtiene es un montón de rayas y ondas sin forma, y una sonrisa mal hecha que se burla de él a través de la tinta.
DongHae en la bañera. D.O.N.G.H.A.E por todas partes, a todas horas.
* * *
Después de casi mes y medio, de titubear entre la idea de hablarle o no, parece que el destino se pone de su lado y encuentra a DongHae de día, sentado bajo la sombra de un abedul.
Parece buscando algo a tientas a su alrededor.
Impulsado por una fuerza superior a su auto control, HyukJae no duda y cruza el patio hasta llegar a él. Cuando se encuentra lo suficientemente cerca, alcanza a ver un libro tirado a menos de un metro del castaño, lo coge y se acerca ofreciéndoselo con el brazo estirado.
—Parece que has perdido esto...- dice sonriendo sin que él mismo se percate de ello.
DongHae alza la barbilla para encararlo. Hyuk no puede apreciar el color de sus ojos, ni saborearse el rosa pálido de sus labios, porque el reflejo del sol no se lo permiten. Entonces por primera vez, escucha la cándida y varonil voz: —¿Cómo puedes saber qué es eso lo que estoy buscando?- pregunta Hae con un cínico tono coqueto que parece innato y HyukJae preferiría que no lo hiciera sonriendo porque eso de por sí atonta sus pensamientos, y todo lo que pensaba decirle, todas las frases que ensayó frente al espejo para el primer encuentro se le enredan y se hacen bolas en la lengua.
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Un Mundo Para DongHae
Fanfiction-No sé exactamente cómo es el espacio por dónde voy - dijo DongHae con una sonrisa tímida, amable, aquella primera vez que le habló. Y HyukJae a partir de entonces se encargará de fabricar escenarios hechos con palabras solo para él. Este fanfic ya...