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Mi día pasó como un rayo, no estuve muy concentrada en mi práctica de ballet, y mi profesora lo notó.

Me gusta concentrarme en la precisión y delicadeza de mis pasos.

Un jette, un cambré.

Pies en releve.

Pero hoy había unos ojos azules atormentando mi mente.

Maldito Aiden.

Tenia que aparecer en el momento menos preciso.

Con mi cumpleaños llegó también el final de los exámenes. Hoy haríamos una fiesta en mi apartamento. Lo bueno es que mi piso era el último y contaba con azotea.

La fiesta empezaba a las 9:00 p.m. y todos mis amigos vendrían.

Llegué de mi práctica a las 7 p.m. y empecé a arreglarme para la fiesta. Las chicas dentro de poco estarían aquí. Y todavía no había decidido que ponerme.

Salí de tomar una ducha cuando escuché el timbre.

El reloj sobre la encimera marcaba las 7:40 p.m.

¿Quien sería?

Fui con una bata de baño y una toalla envuelta en mi cabello. Si, de lo más linda.

Observé por la mirilla y vi un repartidor. Me pareció extraño, todos mis amigos ya me habían dado sus regalos. Tal vez era de mis padres. Que no habían llamado en todo el día.

Destrabé la puerta y le sonreí al repartidor.

-Buenas noches, entrega para Ariella Stone.-Dice tratando de maniobrar con el ramo de rosas blancas que tiene entre manos.

-Si, soy yo. ¿Donde firmo?

Me pasó una plantilla de entrega y un bolígrafo. Marqué mi firma y se la devolvi.

-¿Sabe de casualidad quien la envía?- le pregunté mientras me daba el ramo de rosas.

-Yo sólo entrego señorita, que pase buenas noches.

Y se fue.

El ramo tenía una tarjeta.

"No lo olvides: sigues siendo mía.

Feliz cumpleaños, muñeca.

A."

ADVERTENCIA #PremiosDeFuego #PremiosAF1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora