Tocó el timbre del portero.
-Pasá rapido que estoy jugando, la puerta del departamento está abierta, después cerrá con llave.- dijo Franco desde el otro lado del portero, e inmediato se escuchó el timbre para dejarla ingresar al edificio. Ella pasó, subió por el ascensor y entró por la puerta que su amigo le había dejado sin llaves.
Ese día el calor era una pesadilla y necesitaba algo para refrescarse. -¿Tenés jugo?- preguntó. -Si, sacá de la heladera- contestó Franco sin quitar la vista de la computadora. Después de servirse jugo se echó en el puff gigante que había en el suelo. Giró un poco el ventilador para que le llegue el aire más directo. Su amigo, que estaba completamente absorbido por el videojuego, ni se dio cuenta.
Ya estaba anocheciendo y ninguno había prendido las luces. La habitación iba oscureciendo poco a poco. Ella, entre el calor y el agotamiento que eso mismo le producía, empezó a sentir cómo le bajaba más y más el sueño. El suave viento del ventilador y los sonidos monótonos que emitía el videojuego hicieron que terminase dormida tal donde estaba.
ESTÁS LEYENDO
Los personajes de un curso
No FicciónLo que piensan, lo que dicen, lo que miran y observan. Narraciones al azar de lo que voy creando en mi imaginación cuando veo el obrar de mis compañeros de un curso que estoy haciendo por la tarde.