Capítulo 4- El comienzo

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Desperté, pero seguí allí tumbada con la mirada en el infinito ¿Cómo pude ser tan ilusa? Tomé un baño, al abrir el armario me topé con aquellos pantalones ¿debería llamarlo?

Desayuné y enseguida me rodeé de libros y apuntes, la nota de corte era un tanto elevada para poder entrar en criminología, a pesar de ser orientativa.

-Mamá ya me voy.

-¿A qué hora sale el autobús?

-En... -miré mi reloj- ¡Diez minutos! –salí de casa como alma que lleva el diablo "Corre, corre, corre" pensaba. "Imposible" vi a lo lejos pasar el autobús.

-Maldita sea -corrí a mas no poder, por suerte había personas esperando, por lo que el autobús debía parar sí o sí, sin embargo yo seguía corriendo; antes de subir pregunté el destino del bus, no era el mío. Suspiré.

No pasaron ni dos minutos cuando vi aparecer el bus con el letrero que indicaba el lugar al que se dirigía, este sí.

-¡Ya estoy aquí! -dije con una gran sonrisa al llegar a aquella antigua librería, aquel lugar había sido mi segunda casa desde que tengo memoria-.

-Hola, me alegro mucho verte por aquí -aquella anciana mujer, tan sonriente como siempre, daba igual cuantos años pasaran, siempre se veía igual de alegre y bella.

-Lo siento Josiane, he estado ocupada con los estudios, ¿por casualidad no habrá llegado el libro que te pedí?

En cuestión de milésimas de segundo la expresión de su cara se transformó, parecía muy apenada.

-__, se lo mucho que has esperado, pero ayer mismo la editorial que se encarga de producirlos me informó de que no se venderían más ejemplares, no ha recibido muy buenas críticas, los más ilustres escritores lo han tachado de nefasto, absurdo... el autor ha decidido que no se vuelva a publicar, no ha dado indicios de que pretenda seguir.

-¿Que? No puede ser... era el final de la tercera trilogía, mi vida no tiene sentido, que desgraciada soy -me apoyé en el escritorio hundiendo mi cabeza entre mis brazos-.

Aquella anciana comenzó a reír a carcajada limpia- ¡Ay mi niña! Deberías haber visto tu cara, ya puedo morir tranquila -bromeaba- Llegó esta mañana.

-¡Muy bien, ya está! Deshonra para toda tu familia, deshonra sobre ti, deshonra sobre tu vaca...

-Vamos, ha sido divertido, ahora mismo voy a buscarlo.

Cuando quise darme cuenta ya había desaparecido; me acerqué a una de las muchas estanterías, cerré los ojos y deslicé mi mano por cualquier estante; "este" abrí los ojos...-El signo de los cuatro- escuché a alguien detrás mio, me giré sobresaltada.

-¿Eh? Nathaniel...

-¿A ti también te gusta?

-«Elemental, mi querido Watson» -dije mirándole a los ojos, estallamos en un mundo de risas.

-No sabía que te gustaban las novelas detectivescas.

-He leído unas cuantas... creo que es por defecto de fábrica, mi padre es escritor.

-Se ven muy lindos ustedes dos juntos -modo ninja: on-.

-¡Ahhh! -Algún día Josiane me va a provocar un infarto, aparece y desaparece sin previo aviso, siempre tan oportuna a demás.

-Aquí tienes tu libro __ -tras ella un gran reloj marcó las 6-, cielo santo llego tarde, llego tarde, a una cita muy importante, ¡no hay tiempo para decir "Hola" o "Adiós"! -literalmente nos empujó a los dos fuera de la librería-.

Justo en ese momento pasaba por allí una chica que parecía muy asustada, iba corriendo (ni Usain Bolt la podría igualar) con lágrimas en los ojos, chocó fuertemente contra mí, acto seguido caí al suelo aplastada por la chica de cabello rubio, esta se levantó al instante y mientras se alejaba gritó: ¡Lo siento mucho!; no podía moverme: sentí un fuerte ardor en el tobillo derecho, instintivamente comencé a llorar, realmente me dolía, pero me sentía avergonzada, Nathaniel hizo una llamada por teléfono, se veía realmente preocupado.

En unos pocos minutos me encontraba en el interior de un lujoso coche, al parecer camino del hospital. Salimos de allí tres horas más tarde, rotura de ligamento del lateral externo en el tobillo derecho; llevaba una escayola llegando casi hasta la rodilla: con la ayuda de una silla de ruedas, Nathaniel me llevó de nuevo al coche.

¿Qué dirán mis padres? ¿Qué haré con mi graduación si no puedo caminar? Mi cabeza no dejaba de dar vueltas y más vueltas...

-Tranquila, hablaré con ellos si hace falta -dijo leyendo mis pensamientos-.

Yo solo asentí, con él a mi lado me sentía segura; cuando llegamos a mi casa, el chofer nos abrió la puerta y me ayudó a bajar. Nathaniel tomó mi cintura y me facilitó dar unos pocos pasos para tocar el timbre.

-¡Hola cariño!... pero ¿qué te ha pasado?, menos mal que vine, no te preocupes -me dio un fuerte abrazo-.

-Tía Agatha, que no respiro... -escuché unas risas atrás mío, era él.

Nathaniel le explicó todo a mi tía, que a pesar de lo ocurrido guardaba una sonrisa más grande que la del Gato de Cheshire. Agatha pidió ayuda a Nathaniel y entre los dos me llevaron a mi cuarto.

Querida vida: cuando digo "¿Hoy no podría ser peor?" se trata de una pregunta retórica no de un reto.

NOTA: Han habido varias referencias a películas de Disney... ¿sabríais decirme a cuales? (La de Sherlock Holmes es obvia, a pesar de no tener nada que ver con Disney)

Llámalo amor (Nathaniel y Tú - CDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora