Enfrentando tres mundos

Prologo

En la entrada del Infierno (1996)

(La puerta al infierno)

Enrique se encontraba a lado de su esposa Alba, se encontraban nerviosos, ya que frente a ellos estaba la puerta al Infierno. Corría un aire gélido entre ellos y por momentos se escuchaban gritos, lamentaciones y llantos, que ocasionaban que la pareja se estremeciese. Enrique al ver a su esposa tan pálida por el miedo empezó a dudar si era buena opción haber recurrido al señor Lucifer así que le pregunto -¿Estas bien o quieres que nos vayamos?

Ella se giró a verlo -Amor, no tenemos otra opción si nos quedamos en Gea los del cielo nos buscaran y puede que todo resulte peor, recuerda que sabemos cosas que nadie debería de saber.-

-Lo sé, es solo que tengo miedo por ti y por nuestro hijo-le dice mientras la acerca a él y le acaricia la espalda.

-No menciones nada acerca de nuestro hijo, nadie debe saberlo, al menos por ahora-le dice Alba algo enfadada.

-Lo siento, sabes que te amo, ¿verdad?- le dice en un susurro a lo que ella no responde, simplemente se acerca a él y lo besa.

Después de un minuto se separan, el viento comienza a ser más frío y se escucha mucho ruido detrás de la puerta que los separa a ellos del infierno. En el momento que ellos empiezan a arroparse se oye un rugido que los hace pegar un brinco y escuchan una voz ronca pero temible-. Vaya, vaya, hasta que llegan mis invitados-. Y se escucha una sonora carcajada que te haría preferir el rugido, cuando la pareja se recupera del susto se acercan a la reja y esta mágicamente se abre, pero antes de entrar Alba se da cuenta de que hay un zumbido y es porque después de esta reja hay un cable con electricidad que no se puede ver gracias a la neblina que hay, cuando se percata de que su esposo comienza a avanzar hacia ella lo empuja hacia atrás y grita-¡Alto!, ¿qué no vez que hay un cable electrificado?-. Y con un nudo en la garganta continua-Podías a ver muerto Enrique, por favor ten cuidado-le súplica.

-Qué asco, el amor hace débiles a los humanos, en cambio el odio te hace frío y más fuerte- puntualiza la voz ronca de hace un rato -pero que se le va hacer, ya les di asilo, así que es hora de que me conozcan antes de que entren y si pueden verme con una expresión como si vieran a cualquier otro estúpido humano podrán entrar felices de la vida sin miedo de morir electrificados.

En cuanto termina de hablar la pareja se mira y después regresan su mirada a la puerta abierta, ambos tienen miedo de no cumplir con el trato, porque aunque se pusieron en contacto con él en ningún momento no lo han visto.

A pesar de que no han pasado ni dos minutos de que la voz se fuera para ellos ha pasado un siglo temiendo lo peor, conforme pasan los segundos la niebla se empieza a dispersar a los lados como si fuera el guía de un camino. Alba que está mirando al suelo ve como se refleja una sombra y cuando voltea a ver a su marido lo encuentra con una cara llena de asombro, con los ojos como platos y la boca bien abierta, así que ella muerta de la curiosidad voltea y ante ellos ahí estaba él, Lucifer, el hombre más bello que había visto en su vida; su belleza física era incomparable, solo portaba pantalones negros dejando todo su torso expuesto y sus pies, su cara era hermosa que no sabía cómo describirla y su cabellera era algo larga pero negra, cuando por fin se decidió mirarlo a los ojos se dio cuenta que eran completamente negros y que tenían un brillo de diversión que le hizo recordar la cara de su esposo, así que con todas sus fuerzas trato de mantener su rostro impasible.

-¿Acaso no te sorprendí?-le preguntó a Alba con una sonrisa arrogante.

-Claro que no-contesto Alba algo nerviosa y pellizco el brazo de su esposo que había quedado en estado de shock.