Sushi

1.3K 200 248
                                    

Es el penúltimo viernes antes de que las clases inicien. SeHun está aburrido, tirado a lo largo en el sofá de la sala y lo peor de todo: se muere de hambre.

Vale, que a lo mejor y exagera un poco bastante, pero es que según él, ninguna persona debería de pasar más de tres horas sin probar bocado, ¡eso es crueldad! Y él es un alma libre que busca el bien ajeno. Por supuesto que sí.

Ya teniendo bien en claro que el sonido en su estómago lo produce la falta de alimento y no un pequeño parásito maligno (tal vez no debió de haber visto Alien 3 la noche anterior), se pone de pie y se encamina a la cocina.

No puede pedirle a nadie que cocine algo por él; es pasada la media tarde y ninguno de sus padres se encuentra en casa. Tampoco está su Nana (17 años y con Nana, ¿algún problema?), y ni hablar de BaekHyun, quien muy seguramente anda rondando por el quinto sueño luego de haber llegado a las seis y tantas de la mañana de la fiesta de los de su facultad. Además del hecho de que su cocina apesta, muchas veces literalmente hablando.

Daba igual. Hacía tres días que había abastecido su reserva personal de golosinas y comida instantánea, por lo que está bastante seguro de que podrá apañárselas él solo hasta que alguien con habilidades de cocina decente aparezca. O bueno, eso piensa hasta que ve su sección en la alacena completamente vacía. En su lugar solamente hay un post-it naranja adherido a una botella grande de agua y un mensaje escrito con una caligrafía que detesta ver en lugares así.

«Lo lamento, SeHun-ah, pero si yo hago dieta, tú igual (y no, no me interesa que "comas y no engordes". Si yo muero de hambre, tú también ( ˘ ³˘)♥ ) Con cariño, BaekHyun~»

Bueno, la nueva cuestión aquí es averiguar si el homicidio ya es legal en Corea del Sur, o como mínimo, la tortura. Mira que no es exigente y con eso se conformaba, (de momento).

Da la vuelta sobre sus talones con la botella en una mano y el cuadrado de papel convirtiéndose en una bolita arrugada en la otra, y sube con pasos pesados las escaleras hacía el segundo piso.

— ¡Oh BaekHyun! ¡¿Dónde diablos dejaste mi comida?! — pregunta irritado una vez que ha podido forzar el cerrojo de la puerta del mayor (¿quién dijo que las clases para ser espía por Internet no habían servido de nada?); porque podía haber regresado medio ebrio, medio follado por ChanYeol (su estúpidamente alto "amigo con derecho") a casa, pero el maldito no se había olvidado de poner el seguro.

En respuesta sólo hay un gimoteo lastimero que suena a un «No molestes, mocoso» proveniente de un bulto con forma irregular debajo de las sábanas de la cama.

SeHun frunce los labios, se encamina hasta la ventana y tira de las cortinas hacía los lados para dejar pasar la luz. Sería una buena manera de espantarle el sueño al mayor..., si tan sólo fuera más temprano..., y el sol siguiera arriba..., y la ventana apuntara al oeste.

— Idiota. — Se escucha la risa rasposa de BaekHyun a sus espaldas, pero al momento es interrumpida por un gruñido que le hace recordar a un perro viejo y enfermo tratando de ladrar. — Joder, mi cabeza...

SeHun sonríe con malicia.

— Oh, Hyung — chasquea la lengua, negando con desaprobación —, no deberías tomar tanto si sabes cómo vas a terminar. — Y vuelve a negar.

La cabeza del mayor se asoma con sigilo por entre las sábanas, viéndolo con los ojos entrecerrados y oh-por-Dios, SeHun tiene que morderse el interior de la mejilla para no tirarse a reír a carcajada limpia en ese mismo momento. Baek tiene los ojos achicados, rojos, con lagañas y unas bonitas ojeras que parecen hacer juego con el hilo de baba seca que le recorre desde la comisura de la boca y hasta la barbilla. Tan solo le falta el corte ese de patillas feas, fleco recto y todo lo anticuado que el peinado en sí puede ser, ¡y boom! ¡Hola, BaekHyun de secundaria!

sushi boy; sehoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora