Moments

Introducción

Nos buscamos en los rostros que pasan, viven y aman a nuestro alrededor, como dos almas perdidas que claman en silencio a través de la distancia y el tiempo.... añorando nuestro reencuentro....

Introducción

* Noviembre 1982*

Era un día tranquilo y soleado en las calles de Canterbury, Inglaterra. La dama transitaba por aquella concurrida plaza llevando a su pequeño retoño tomado de la mano. Le apresuraba pues muy pronto las librerías cerrarían, necesitaba un libro de cuentos que le habían pedido al pequeño. Él ya había iniciado la escuela primaria y para comenzar a aprender a leer lo mas apropiado era tener un texto infantil de preferencia con imágenes que ellos pudieran relacionar con las palabras.

Leyó un anuncio en el periódico de que las librerías cerrarían temprano aquel día ya que al parecer iba a haber un evento muy especial en el centro de la ciudad y a todos los empleados de los negocios cercanos se les concedió la tarde libre para que pudieran disfrutar.

Las navidades se acercaban y toda la gente ya comenzaba a abarrotar los diferentes sitios comprando todo lo necesario para la época. El pequeño no pudo evitar soltarse de la mano de su madre. Sus bellísimos ojos color marrón brillaban al encontrarse con los finos aparadores llenos de los más espléndidos juguetes. Su cabello corto y rizado se escondía con un pequeño gorro color amarillo, el cual se acomodaba a cada rato pues le quedaba un poco grande y en ocasiones cubría no solo sus lindas y pequeñas cejas rectas sino también esas luces curiosas que no dejaban de mirar.

Sonrió al ver aquel libro que estaba sobre un anaquel, llamaron su atención los dibujos que estaban en la portada. Ya había escuchado ese cuento sin embargo era uno de sus favoritos.

-¡Orlando que me has metido un susto muy grande!- apareció su madre y lo tomó suavemente de la mano- debemos apresurarnos o no podré conseguirte el libro y no quiero que te regañen en la escuela o que tengas que faltar por no tener el material necesario- tiró suavemente de su manita pero el pequeño plantó muy bien sus pies y haciendo gala de su pequeña fuerza logró detener a su madre-

-¿Puede ser cualquier libro mami? Me gusta mucho ese que está ahí- señaló el aparador. Y con su otra mano levantó de nuevo su gorro que ya comenzaba a cubrir sus ojos- por favor mamá- insistió. Sonia vio su reloj, la verdad es que seguramente no llegarían al centro a tiempo así que accedió a la petición de su pequeño hijo.

-¡Ya es tarde y Samantha nos debe estar esperando!- dijo ahora entrando a la librería, sin pensárselo siquiera tomó el libro del aparador y lo pagó rápidamente, no se había dado cuenta de que realmente era muy tarde y como no si se la pasó un buen rato buscando a ese pequeño travieso que se soltó de su mano.

-¿Mami podemos tomar un helado antes de ir a casa?- le cuestionó feliz y ella negó con la cabeza. La idea era comprar el libro y luego ir por su otra pequeña quien se había quedado en casa de una amiga a realizar una tarea.

-Ya te dije que no, debemos ir por Sam y luego volveremos a casa, pero prometo que mañana iremos ¿de acuerdo?- se inclinó Sonia a la altura de su hijo y éste lo abrazó feliz

-Si mami...- le respondió sonriendo, abrazando esa pequeña bolsa que llevaba guardado el libro. No supo porque pero al verlo sintió como una sensación de extraña emoción lo invadió. No podía esperar a llegar a casa para poder leerlo. Ni siquiera le molestó el que Sam se burlara de él por el gorro amarillo que usaba el cual dijo era tonto y lo hacía ver como un bobo.

Tras recoger a su hermana, pasar con una amiga de su madre por unos documentos que necesitaba para tramitar todo lo necesario, pues tenía la idea de poner una escuela de idiomas, Sonia llevó a sus hijos a casa. Grande fue su sorpresa cuando al estar viendo como Orlando trataba de leer las frases de aquel libro se dio cuenta que habían cometido un error tremendo y en efecto al día siguiente a su pequeño lo reprenderían o suspenderían. El cuento estaba en español.