Noveno Encuentro

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*Enero 2006*

Estaba en las Bahamas, con ella... Kate. Largas charlas tenía con su manager y publicista. Lo apropiado era seguir con la farsa pero se negaba por completo. No quería volver a llamar a Inés solo para explicarle que todo aquello no era mas que un truco, uno que sería el último pues ya no soportaba mas que se insistiera en que no era bueno para su carrera terminar con esa chica. ¡¿Pero que demonios sabían los medios de lo que era bueno para su vida?! Casi le da un ataque cuando Kate le abrazó en plena playa en una ocasión. Ya había hablado claro, su relación no iba bien y debían terminar pero insistía en tratar de nuevo.

Kate tomó el brazo de Orlando y lo colocó a su alrededor, el no quiso ser grosero y siguieron caminando así, fue entonces cuando se acercó a su rostro que se dio cuenta de lo que ocurría. Un grupo de paparazzis estaba cerca, incluso hasta adiós les dijo y finalmente entraron en la casona que la producción de piratas del caribe había alquilado para él. Sin embargo, la rubia no quería hablar, no estaba dispuesta a perderlo por una desconocida. Se encerró en su habitación y no pudo cruzar una sola palabra con ella, ahora se arrepentía de haberle ofrecido alojamiento. Era en verdad un tonto.

Al día siguiente salió muy temprano, era su día libre y pensó ir a dar una vuelta en yate sería algo muy relajante, con lo que no contaba es que la rubia aparecería de vuelta en escena. Estuvieron distantes, sin hablarse y finalmente al parecer ella lo entendió y se marchó.

Estaba desesperado, de nuevo los sueños volvieron a pesar de que todo parecía estar en su sitio. No hizo aún pública la noticia de su separación pero al llamarla de nuevo y no recibir llamadas de vuelta su corazón tembló. Se comunicó a la compañía donde trabajaba y le dijeron que salió a su país natal por un problema personal.

Llamó ahora a su casa en aquel lejano país pero tampoco había respuestas, salió con rumbo hacia la playa y empezó a caminar a paso lento. Sintiéndose atado pues no podía abandonar la filmación de la película y tal vez lo que ocurría era algo serio. Aunque su espíritu siempre estaría a su lado.

Cuando regresó se encontró con la dama que hacía el aseo y ésta le cuestionó si había escuchado los mensajes de la máquina contestadora. Los ojos del chico se abrieron como platos e inmediatamente corrió hacia el aparato. Estaba seguro que había sido Kate quien hizo esa maldad pues Inés sabía el número telefónico de aquella casa. Por eso no supo de ella en esos días.

Las grabaciones terminaban en casi un mes, tomarían un receso y luego volverían. Continuaba sin saber de Inés y su corazón se encogía cada vez mas, tal vez creyó que no quería saber nada de ella. Por las noches escuchaba sollozos, sabía que sufría y se abrazaba así mismo mandándole su consuelo. Tenía que encontrarle, sin embargo en esos momentos le era imposible viajar a Ecuador.

Aquella ultima semana fue una verdadera tortura. Se daba cuenta de lo mucho que le hacía falta, deseaba contemplarse en sus ojos, tocar su piel, oler su cabello, tenerla entre sus brazos para de nuevo sentirse tranquilo y completo. Sin embargo, el que la semana terminara no le sirvió de nada pues la dirección de su casa en su ciudad natal no la tenía. Estaba dispuesto a ir casa por casa a buscarle sin embargo su publicista no tuvo la más mínima consideración con él. Le programó varios eventos, entre ellos una fiesta para promocionar unos relojes. Y lo peor es que Kate acudió a su lado nuevamente, olvidándose de que ya ambos habían terminado y tratando como siempre de darse a conocer a costa de él.

Lo que el no supo es que Inés vio aquella nota, el guapo actor se reencontraba con su novia y se veían radiantes y felices. Desde aquel televisor en la sala de hospital sintió que su mundo se derrumba. Estaban abrazados y sonrientes. Regresó a la habitación de su madre, al parecer enfermó repentinamente de una neumonía la cual se empeoró, pero ahora ya estaba mucho mejor. Tuvo que llevarla a la capital de Ecuador donde recibió una atención aún mas especializada.

-Lo sabía, la quieres a ella, estás confundido, llegué demasiado tarde a tu vida...- trató de limpiar aquellas lágrimas para que su madre no le viera. No alcanzó a escuchar que el motivo de las risas de aquel chico era porque tuvo un tropezón y la chica alcanzó a sostenerlo fuertemente. Sin embargo a los días saldrían otras fotografías en las revistas donde ambos estaban muy cariñosos.

-Te perdí- murmuró con suavidad mientras veía a través de aquella ventana en la habitación de su madre-solo espero en la próxima vida no sufrir tu ausencia, prometo encontrarte lo mas pronto posible – sollozó un poco, su madre despertó y le miró con tristeza, sabía que su enfermedad era solo una de las tantas preocupaciones que debían estar abrumando a su hija.

-¿Piensas en él?- le cuestionó y ella se giró asustada-

-¿De que hablas mamá?- regresó la pregunta-

-No puedes engañarme, soy tu madre y sé que lo extrañas. Lo que me pesa es que no me lo hayas contado antes ¿Es algún chico de Los Ángeles?- ella no le respondió-te conozco bien, dímelo... ¿Cómo es?

-Alto, joven y esbelto, cabello castaño y rizado, de mirada dulce y profunda color marrón, sus labios son finos, tiene una voz delicada y a la vez varonil, su presencia es agradable, protectora, muy amorosa- terminó ella en un suspiro-.... pero el no es para mí mamá....

-¿Por qué no?- le cuestionó

-Es muy largo de explicar....- respondió tristemente. Se sentó en una silla cercana, apoyó su cabeza sobre el regazo de su madre- es algo muy difícil....

-Nada en esta vida es imposible, grábate bien eso- murmuró-... dime... ¿Cómo se llama el afortunado?

-Orlando....- susurró con suavidad y su madre sintió que el corazón se le paralizaba-

-¡No puedes perderlo!- dijo algo alterada- Sería una tontería que lo hicieras- Inés levantó su cabeza, su madre señaló su bolso- ... Esto es increíble, no puedo creerlo....

-¿Qué pasa con tu bolsa mamá?- se acercó al mueble donde estaba colgada y la llevó hasta ella.

-Creí que era una tontería, pensé que el cansancio me hacía escuchar cosas que no eran pero ahora todo esta muy claro. Tú y él.... lo comprendo...- empezó a pensar para ella misma asustando a Inés quien creyó aquello era efecto seguramente de algún medicamento- y yo que pensé que María estaba mal en todo lo que decía, incluso hasta le dije que no te metiera tonterías en la cabeza-

-Madre me estas asustando- soltó Inés entre nerviosa y risueña-

-Es que .....¿será alguna coincidencia?- Inés arqueó sus cejas-

-dime ya que es lo que te está pasando- le exigió. Su madre sacó un libro de entre su bolso- Es el libro que me leías de pequeña.....- sonrió ella-

-Siempre lo guardo conmigo, por si algún día necesitas que vuelva a leerte para dormir. Este libro tiene una historia, fue un regalo de un extraño y jamás pensé que fuera a gustarte tanto. Una de tantas noches que dormías con él entre tus manitas te escuché decir una palabra, la misma que está escrita en la última hoja del cuento con la caligrafía de un niño –le entregó el libro a la chica y los ojos se le llenaron de lágrimas cuando vio aquello. Junto al nombre estaba dibujado un corazón y una "X"-

-No puede ser......

-Lo es.-le interrumpió su madre-no se si será coincidencia, mas bien parece un milagro

-Esto no puede ser mamá..... no puede ser....- copiosas lágrimas salieron del rostro de Inés, no había una sola duda. La vida se había encargado de unirlos incluso desde entonces.

-Si puede ser y creo que lo mejor es que lo busques. No quiero que estés toda tu vida sola, lo necesitas, se te nota ... y quiero que seas feliz. Ya estoy bien, no debes perder el tiempo, búscale....-

-Es demasiado tarde mamá....

-¡No, aun no lo es!- le animó-lo que mas desea una mujer es que sus hijos sean felices y yo necesito verte sonreír de nuevo, no lo habías hecho desde que llegaste de Los Angeles y el solo mencionar su nombre hizo que la felicidad volviera a ti. Estoy bien, María vendrá pronto, ella me cuidará. Vete hija, busca días hermosos, sonrisas infinitas, años enteros de amor.

-Gracias mamá....- le sonrió y la besó en la mejilla mientras le abrazaba, su madre ya estaba bien, ahora ella debía estarlo.


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