10: Pequeños detalles

2.3K 129 10
                                    

Alice POV

-¡Estoy exhausta! Alice… ¿No crees que ya has comprado suficiente? -exclamó Bella dejándose caer en uno de los sofás de la tienda de zapatos.

-¡Oh vamos! Faltan cosas, aun no te has comprado nada -me encantaba ir de compras con Bella, más ahora que teniendo diecisiete años podíamos ir a las mismas tiendas, ver los mismos zapatos, maquillajes y perfumes. En ocasiones Rosalie venía con nosotras, pero solo cuando realmente estaba desesperada por comprarse cosas. Aun seguía con su postura indiferente hacia Bella, pero por lo menos no la trataba tan mal como hacía años. Hasta en ocasiones sospechaba que quería hablar con ella, solo que no quería dar su brazo a torcer, nunca admitiría un error.

-Bien…si me compro algo ¿volvemos a casa? Además Edward debe estar aburrido de esperarnos -me había olvidado por completo que Edward nos esperaba para llevarnos de regreso a casa, era su problema si se aburría, él no quiso entrar al centro comercial. En los últimos días su relación con Bella había mejorado, por lo menos era capaz de darle un abrazo o de besar su mejilla, sin temor a poner en riesgo su vida. Pero nunca presionaba los límites.

Aun se encontraba un tanto temeroso, ya que el primer día que la había visto la trató toscamente, con indiferencia, mientras que la pobre de Bella había esperado su regreso con tanto entusiasmo…

-Bien…necesitarás algo nuevo para el instituto- hacía apenas dos meses nos habíamos mudado a Forks. Me extrañaba que Bella aun no hubiese puesto queja ante nuestras sucesivas mudanzas. Sabía que entendía por qué lo hacíamos, ya que hacía pocos meses le habíamos revelado nuestra naturaleza, y me sorprendió que no hubiese salido dando gritos asustada; Era única, sin dudas. Nunca, jamás en los primeros días la atrapé mirándonos con miedo o desagrado. Ella seguía siendo la misma Bella de siempre, y nosotros podíamos ser un poco más libres, ya no teníamos que fingir ser humanos las 16 horas del día – ya que por fortuna Bella siempre dormía 8 horas.

-No me lo recuerdes…solo espero pasar desapercibida- gimió mientras miraba las diversas chaquetas que había en un exhibidor.

-Ve el lado bueno…este año nos inscribirnos todos- me miró sorprendida.

-¿En serio? ¡Gracias!- exclamó abrazándome-. Sé cuánto debe molestarles volver al instituto por ¿Cuánta…enésima vez?- dijo con un tono de voz un tanto más alto de lo habitual.

-Shhh- bisbiseé. -Bella…sé un poco más disimulada, la gente puede escuchar.

-Lo siento…es solo que para mí es tan normal…

-A veces me pregunto si hicimos bien en dejarte con nosotros…- murmuré más para mí misma que para ella.

-Por supuesto, no podría imaginarme otro estilo de vida, otra familia…- de repente su mirada se entristeció. Solía suceder cuando recordaba el trágico evento que la trajo hacia nosotros. Por supuesto no le habíamos contado toda la historia; ¡imagina! convivir con una familia de la misma especie que dio muerte a sus padres, y por poco a ella. Habíamos decidido que lo mejor era decir que había sucedido un terrible accidente de autos, y que Esme era una lejana…lejana tía.

-¡Mira que linda esta!- exclamé mostrándole una chaqueta de cordero beige, con la esperanza de cambiar de tema -Podrías probártela…o confiar en que sé que te quedará bien- me sonrió…era lo único que le satisfacía de las compras, no probarse nada…yo era como una especie de probador virtual para ella.

Después de comprar la chaqueta nos fuimos en busca de Edward para volver a casa. No tuvimos que caminar mucho para llevar a la puerta del Volvo.

-Era hora…comencé a temer que habían sido raptadas por las góndolas- rió Edward abriéndonos la puerta. Bella pasó por su lado, y entonces me percaté de un pequeño, pero quizás no menor detalle. Cuando pasó por su lado, Bella cerró sus ojos suavemente y contuvo la respiración. Luego los abrió despacio, clavando su mirada en Edward, al mismo tiempo que sus mejillas se teñían de rosa y su respiración se agitaba levemente. No estaba segura pero podría jurar que su ritmo cardiaco había aumentado. Edward pareció no notar nada, ya que se dirigió hacia la puerta del piloto y entró al auto.

Viviendo con los CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora