Capitulo 47

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Tome una bocanada de aire fuertemente, mientras revolvía las sabanas con mis piernas y parpadeaba rápidamente, sintiendo lagrimas calientes deslizándose por mi rostro. Lleve una mano hacia mi pecho y exhale e inhale varias veces, sintiendo como el aire se filtraba a través de mis pulmones. Se sentía reconfortante saber que no había muerto ahogada en el lago. Y hubiera pensado que todo aquello había sido solamente un mal sueño, si no hubiera despertado en un cuarto de hospital. Paredes blancas, un par de sillas, una que otra máquina extraña y muchos globos flotando al pie de la cama. Me incorpore y lleve una mano hacia la cabeza. Me dolía tanto, sentía que en cualquier momento podría explotar. Me seque las lágrimas e inmediatamente me pregunte por Agustín.
¿Qué había sido de él? No recordaba nada, solamente el haberme aventado hacia el lago y después sentir como mi visión se nublaba. Ni siquiera había tocado a Agustín. ¡Qué inútil soy! No había servido de nada mi estúpido esfuerzo, y probablemente él ni siquiera hubiera... No.

Rápidamente aparte un par de cables que estaban conectados hacia mi nariz y me baje de la camilla, saliendo por la puerta y corriendo como loca por el pasillo. Tenía que encontrarlo y asegurarme de que Agustín estaba bien.
Un enfermero que pasaba por ahí, me grito alarmado. Lo ignore y corrí más rápido, dejando que las lagrimas fluyeran nuevamente. En un par de segundos había llegado hacia la sala de espera y mire alarmada hacia todos lados. Una niña asustada comenzó a llorar, provocando por poco que mi cabeza reventara. Le gruñí y busque el rostro conocido.
-¡¿AGUSTÍN?! ¡Alguien dígame dónde está!
Un hombre con bata blanca se acerco hacia mí y me tomo por los hombros-. Señorita deje de armar tanto escándalo y acompáñeme a su habitación...
-¡Déjeme en paz! ¡Yo solamente quiero ver a mi novio! -Seguí chillando y pataleando, alterando el orden público, hasta que el sujeto fue apoyado por otro más tosco y me llevaron cargando de nuevo hacia la habitación. Ya dentro, uno de ellos comenzó a hablar.
-Le informaremos a su familia que ha despertado. Lleva aquí varios días y estaban más que alterados...
-¿Qué? -Interrumpí, mirándolo-. ¿Dijo varios días? ¿Exactamente cuántos?
-No sé exactamente cuántos días, pero, probablemente menos de una semana. Sabe, aquel muchacho ciego ha estado insistiendo durante todos estos días, incluso no se había despegad de aquí, pero su madre ha insistido en que debía descansar y se lo llevo a la fuerza. Tiene usted un novio muy devoto.
Solté todo el aire que había estado reteniendo y sentí mis músculos relajarse. Agus estaba bien; No le había pasado nada. Sonreí y le agradecí al señor. El asintió.

-Es mejor que la dejemos descansar un rato. Informaremos a su familia para que acudan cuanto antes. Mientras usted quédese aquí y no vuelva a salir por esa puerta, ¿Entendió?
¿Tenía que hablar como policía?
-Señor, sí, señor -Le respondí sarcástica mientras veía como me fulminaba con la mirada y salía acompañado del otro tipo. Me deje caer sobre las almohadas y suspire feliz. Había corrido con suerte. Me había enfrentado a mis miedos por amor a Agustín y nadie había resultado herido... Bueno, tal vez yo. Pero nada grave. Lo único que quedaba era descansar y esperar hasta poder ver a Agustín, sano y salvo.

Parte II.

Sonreí tontamente al ver pasar a Agus, acompañado por una enfermera de edad, que lo guió hacia el borde izquierdo de la camilla. Logro que se acomodara bien y después salió del cuarto, sonriendo levemente y cerrando la puerta tras de sí.
Agustín tenía una aspecto algo descuidado. El cabello desarreglado, ojeras y un finísimo rastro de barba en su barbilla, que le daba un aspecto más maduro y mucho más sexy. Me saque la sabana de encima y me arrastre hacia su lado, tomándolo por sorpresa y dándole un abrazo. El me correspondió, colocando sus brazos alrededor de mi cintura y enterrando su rostro en el hueco derecho de mi cuello. Pase mis manos por su cabello y suspire.
-No sabes cuánto me alegra que estés bien -Susurro Agus, apretándome más. Levanto su rostro a la altura del mío y me sentí atrapada en el vórtice de lo que eran sus ojos claros-. Pensé que podría perderte.
-Fue exactamente lo que pensé yo. Estaba tan asustada... Y al final lo arruine todo. Ni siquiera sirvo para eso -Admití, frunciendo la boca-. Lo siento mucho...
-No tienes porque pedir perdón. No hiciste nada mal, ¿Okay? Así que deja de culparte por todo -Besó mi nariz, provocándome un cosquilleo en el estomago-. Lo bueno es que los dos estamos bien y podemos fingir como si nada hubiera pasado, ¿Quieres?
Comenzó a besar mis mejillas, para después pasarse a mi costado y morder el lóbulo de mi oreja. Me estremecí y me aferre a su espalda-. ¿Qué sucede con Lila? -Susurre con la voz quebrada-.
-Tuvo que interferir mi madre. Le he explicado todo y en cuando termine, despacho a Lila. No hay nada más de que hablar sobre ese tema, ¿Bien?
-Ajá...
No pude terminar bien la frase, ya que Agustín aprovecho para tomar el control de mis labios, dándome un beso de muerte. Parecía que habían pasado siglos desde la última vez que lo hacíamos. Mordió mi labio inferior y aproveche el pequeño lapso de separación para tomar aire y enseguida deslice la punta de mi lengua a través de su labio. Volvimos a unirnos, y esta vez, nos fuimos corriendo sobre la cama, hasta el punto de lograr que el estuviera encima de mí, aplastándome con su peso. Deslizo sus manos hacia mis piernas flexionadas, recorriendo mis muslos y levantando mi camisón. Me erguí y desesperada por la lentitud, me lo quite yo misma. Agustín comenzó a descender, dándome besos en la clavícula, mientras volvía a deslizar sus manos por mi estomago, mi vientre... Lo oí gemir y me separe de él.
-No podemos, no aquí -Mi voz sonaba aún más quebrada y me lamente por aquello. Agustín gruño y se separo lentamente de mi, volviendo a sentarse en su lugar original. Tome mi camisón y como pude me lo volví a colocar-.
-Nunca podemos, ___. Ni aquí ni en ningún lado...
-Tienes que entenderlo. Las situaciones en las que se nos da... querer hacerlo no siempre son las mejores. Lo sabes muy bien.
-Ya lo sé pero, Hey ¡Soy un chico! Y tengo necesidades. Me tienes sexualmente frustrado y, ¿Qué crees? No es divertido.

Sentí mi cara hervir y me acerque a él, tomando su mano-. Lo siento. Tienes que entenderlo. Estamos en un hospital. ¿Qué crees que pensaría si mi madre entrara y nos viera haciéndolo? Probablemente nada bonito. Así que guarda tus ansias para luego. Prometo recompensarte todo el tiempo perdido.
-Haces que suene como si estuviera desesperado-Admitió él, entornando una sonrisa. Me reí y arregle su cabello y sus ropas arrugadas-. Te quiero mucho.

-También yo. -Le di un abrazo que fue interrumpido por alguien abriendo la puerta. Me separe de Agustín y agradecí mi abstinencia. Un doctor nos miraba feliz y casi salto de la emoción cuando me dijo que ya podía tomar mis cosas y volver a casa. Finalmente, a casa.

Corazón Ciego (Agustín Casanova) Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora