Su profunda mirada no me dejaba tranquilo, no desde aquella tarde en la que ví por primera vez aquel sutil cuerpo, esa mirada penetrante, cautivadora y esos labios carmín dejándome perplejo en menos de un minuto; no sé cómo logró cautivarme en tan poco tiempo, solo la ví una vez, desde ese momento no puedo alejar su imagen de mis pensamientos, aquella muchacha de piel tan clara y curvas perfectas era con la que me casaría, simplemente era la mujer que yo buscaba; más había algo que no me permitía, no me conoce, mis padres no estarían de acuerdo en que contrajera matrimonio con ella, ¿qué haría?, ¿cómo la conquistaría?, ¿qué pasaría si mis padres se enteraran? no podía vivir sin ella, era una fuerza más allá de mis instintos, solo pensaba en el momento en el que fuera mía, tenerla conmigo, protegerla, amarla como jamás alguien la amó, destruir sus miedos con barreras de amor, un amor que loca y bohemiamente se formó en mí.
Hoy por la tarde iré a verla al muelle, me acercaré a ella, le hablaré, le llevaré un ramillete para hacerle saber que no tiene nada que temer, que mis intenciones son las mejores y que con solo un canto suyo puede obtener de mí, todo lo que quiera.
Y así fue, llegó el atardecer, me vestí, alisté y encaminé rumbo al muelle, mi corazón no dejaba de latir, por fin la vería de cerca, vería aquel hermoso semblante que me ha robado el sueño por más de una semana. La esperé al final del muelle, sabía que llegaría, hoy era el día.
Ahí estaba, ese canto advertía su llegada, me acerqué a ella.
Mis sentimientos rebalsaron, era espléndida en todos los aspectos, tenerla cerca era más que un privilegio para mí, no cruzamos palabra alguna, bastaba solo mirarnos para saber que me correspondía, ella me correspondía y yo alcanzaba la gloria infinita.
Le entregué el ramillete, le diría lo que sentía, le diría que sea mi esposa, quizá esté muy loco, pero quería que ese deseo se haga realidad, esa sería la única forma de saciar mis ansias.
Aceptó, no podía creerlo, no emitió palabra alguna más un beso suyo fue suficiente para saber que me amaba, ese beso que jamás olvidaré, tan apasionado y dulce a la vez, no había aspecto que no deje de admirar.
Mis padres aceptaron el que me case; pero al decirle quién era aquella muchacha que me robó el sueño todos estos días, se negaron rotundamente prohibiendome volver a verla, no podía soportar esta idea, tenía que verla así desobedezca a mis padres y huya con ella., sí eso haría, tenía que huir con ella donde nadie nos encuentre jamás, ni el sol, ni a luna, donde solo estemos los dos, donde las tontas ideas de mi madre no infieran, donde podamos construir un amor sin barreras, así sea que me tenga que sacrificar por amarla, yo era capáz de hacerlo,
Llegó el gran día de la fuga, salí corriendo a buscarla, había aceptado su propuesta, era capáz de todo por ella, incluso de sacrificarme dejándole un dolor inmenso a mi familia sabiendo que nunca me volverían a ver, si me casaba con ella, desde ese momento dejaba de lado todos mis privilegios, dejaba de ser el jovencillo de familia adinerada; pero pasaba a ser el hombre más felíz sobre la faz de la Tierra, la tendría a ella, eso me bastaba.
Fui a verla al muelle, ahí estaba, esperándome con aquella cautivadora mirada que la distinguía entre todas las mujeres, la oí cantar una vez más causante de mis delirios.
Me llevó con ella, nos sumergimos juntos en aquel paraíso que solo le pertenecía a ella, aquel paraíso que anhelaba tocar con ella.
Pero tenía que haber algo malo en ese edén tan perfecto, tenía que tener un aspecto negativo todo esto.
Y lo tenía, solo que no me dí cuenta, no hasta que ella, la mujer que tanto amaba y por la que dejé los reproches de mi madre al intentar cuidarme de aquel monstruo con el que ansiaba tanto casarme, por la que dejé mi vida universitaria, sí, ella, me cantó por última vez en lo más interno de mi oído, soltó un tono intensamente agudo destrozando mi tímpano por completo, haciéndome las más crueles heridas que jamás pude tener ni con la fuerza de una bala, fue su canto, aquel canto que me cautivó y hechizo la primera vez, fue aquel canto el que hoy me quitó la vida, aquel canto con el que confirmé las sospechas de madre, si tan solo la hubiera escuchado antes, jamás me habría enamorado de la más hermosa sirena.
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A luz de Luna.
RandomAmor | Comedia | Drama | Amistad | Traición ~Una mezcla de todo con una pizca de imaginación~ Pásate, ¡te gustará! -Atte: La editora.