Una tarde llegando a la puerta de mi casa me encontré con el cartero. Como todos los típicos carteros llevaba consigo su carrito amarillo lleno de cartas. Era un viejo conocido amigo de mi padre. Creo que me dijo que habían sido mejores amigos en la infancia, o del colegio, o de algo parecido. No sé, el caso fue que en cuanto me vio me saludó. Su rostro estaba sudado y parecía llevar prisa. Sé que el trabajo de un cartero es dificil y tienes que estar constántemente en movimiento, pero nunca había visto a Selmo tan cansado y apurado. Yo no me demoré en preguntarle:
- ¿Y tantas prisas?
- Los encargados de nuestra empresa que nos tienen vigilados por todas las esquinas.- su voz resoplaba con cada palabra que decía. Realmente había estado corriendo.
- ¿Vigilados? - pregunté indecisa.
- Sí. Esta noche tenemos reunión con los encargados. De carteros de otras zonas nos llegan los rumores de que en cada sector despiden a cinco. Yo no quiero ser uno de esos. No llevo media vida dedicándome a esto para que me lo arrebaten de cualquier manera.- su cara se tornó preocupada.- ¡Ah! Te he traído una carta llegada de Nueva Zelanda.- Al nombrar ese país noté como su cara se le cambiaba a un tono más pícaro.- Creo que esto me hule a amor...- dijo canturreando. Me la entregó en las manos y salió corriendo.- ¡Hasta pronto renacuaja! - gritó desde la distancia.
Sabía perfectamente quién era el responsable de esa carta inesperada. Como solía hacer de costumbre, Sasha me enviaba cartas contándome las cosas interesantes que había estado haciendo durante el tiempo en que me había enviado la última, lo mucho que me echaba de menos y me quería... Era una lata tener que estar separados tanto tiempo, pero esto nos ha servido para entender mejor nuestra relación. Él ha demostado quererme incluso en la distancia y yo... yo he aprendido a estar tiempo sin él. Sé que es egoísta por mi parte, pero enserio, lo necesitaba.
Cuando nos conocimos nunca pensé durar tanto con él. Pensé que era uno de esos típicos líos de quinceañera, pero resultó ser más que eso. De echo, en cuanto se mudó para Nueva Zelanda teníamos claro que lo nuestro se había terminado, aunque ninguno de los dos lo hubieramos confirmado. Ya os imaginaréis la cara que puse cuado me llegó la primera carta inesperada... Al final lo de envíar cartas se convirtió en costumbre entre nosotros dos: él me las enviaba y yo se las devolvía, y así continuamente.
Tenía una pequeña sospecha de que hoy me llegaría una carta de él, era mi décimo octavo cumpleaños y llevabamos saliendo ya dos años. Aunque me gustaría tenerlo cerca mío y darle uno de esos besos que hacía tanto que no le daba, me seguía conformando con sus cartas.
Subí por las escaleras que quedaban antes de entrar en el portal y me dirigí hacia el ascensor. Piqué al quinto y allí esperé ansiosa hasta que se abrieran las puertas. Corriendo salí en cuanto estas se abrieron y entre en mi habitación casi en un cerrar y abrir de ojos. Dejé la carta reposar encima de mi escritorio decidiéndome si abrirla o esperar un poco más.
Al final me decidí a abrirla, pero muy despacio, casi saboreando con mis manos cada trozo de papel que abría. Paré de hacer el tonto y saqué la carta de golpé. Mi sorpresa fue al ver un pasaje de avión con destino a Nueva Zelanda. Estaba totalmente sorprendida. ¿Qué hacía ese pasaje ahí? ¿Era esta mi querida carta o se había equivocado Selmo? Leí la carta por si las moscas.
"Hola mi pequeña, ¿o ahora podría decir mi pequeña adulta? Han pasado tantas cosas desde que te conocí... Nuestro primer beso, nuestra primera vez, nuestro primer aniversario... Y es que hemos tenido tantas primeras veces que no quiero que esta sea nuestra ultima vez en celebrar una primer vez. He estado pensando y medintando y repitiendo este proceso, he llegado a pensar en que esto sería una mala idea, ¿pero quien no arriesga no gana no? Te habrás sorprendido al ver el billete de avión que te he comprado. Te he echado mucho de menos este último año. Sé que si nuestras familias nos han separado fue por algo, pero quien lucha por amor lucha por todo. Mi intención es que me vengas a hacer una visita. Podría ir yo, pero este mes tengo examenes finales y no me puedo permitir irme de vacaciones. Entiendo que esto sería muy complicado, pero ya tienes dieciocho, eres toda una adulta. Yo confío en que vengas, pero en caso de que la respuesta sea no, te enviaré tu regalo de cumpleaños. Te quiero, nunca lo olvides."
Creía que eso iba a ser una auténtica locura. ¿¡Pero cuánto tiempo llevaba queriendo que me dijiera esto?! "Ven, te necesito, te quiero junto a mí". Era todo en cuanto necesitaba para dejar el mundo e irme detrás de él. Pero claro, también estaban sus pegas.
Tenía más que claro la idea de coger el avión, ¿pero qué opinarían mis padres al respecto?Primero me despellejarían, luego me cortaría a trozos y por último repartirían mis órganos en el mercado ilegal. Sé que suena exagerado, pero no me cabe duda de que no descrtarán esa idea.
En todo caso, ellos no conseguirían llevarme la contraria. Acababa de cumplir dieciocho, me iría y ellos no harían nada al respecto.
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En Mitad De Ninguna Parte. ( #BrilliantsAwards2017 )
De TodoEl novio de Lotta por su décimo octavo cumpleaños le regala un billete de avión. Tras el resentimiento de sus padres hacia esa semejante locura, Lotta se escapa y coje el avión. Lo que nadie esperaba era que en ese mismo vuelo unos terroristas ate...