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PRESENTE
PHARNI, MERSSUN
INSTITUTO SHERLOCK


En un andar rápido y silencioso llegamos a detención. La profesora Jannet tocó a la puerta del salón de clases llamando la atención inmediata del profesor Carl. Él con un asentimiento de cabeza me indicó que entrara. Eche a andar hasta el escritorio y me detuve frente a él. Un grande y grueso libro de color guinda se encontraba encima abierto. Descolgué mi mochila del hombro, abrí el primer compartimiento y saqué un bolígrafo. El grande libro era el expediente que contabilizaba las asistencias de los alumnos que iban a detención.

—Pensé qué querrías trabajar en tu futuro —informó el profesor Carl, mientras apuntaba mis datos en el expediente.

Alcé la vista hacia el profesor. —Sarah Jenkins arruinó el día de hoy la preparación para mi futuro —comenté—. Hay que darle a la chica las gracias por ser tan eficiente.

El profesor Carl soltó una risilla.

Introduje el bolígrafo en el compartimiento y lo cerré. Cogí la mochila por la asa y di media vuelta sobre mi misma. Di unos cuantos pasos hasta el centro del salón y tome asiento en uno de los pupitres.

Detención era un lugar denominado por dirección como un castigo para civilizar a los estudiantes y llevarlos por el buen camino. Sin embargo, dentro de éstas cuatro paredes tanto el profesor en turno que supervisaba y los alumnos, hacían todo lo contrario. Algunos habrían las ventanas para fumar cigarrillos sin dejar mucha evidencia, el profesor contrabandeaba comida y dulces, y otros —como yo—, se disponían a dormir. Todos los chicos que frecuentaban  detención se conocían y hablaban entre si. Aquí la jerarquía que reinaba en cualquier instituto no existía. Pero eso sí, al poner un pie fuera del salón toda la magia desaparecía.

Justo al lado del pupitre en el que tomé asiento se encontraba Andrew Brown. Mantenía un block de notas y un rotulador sobre encima de su pupitre. Parecía no tener ningún signo vital, su mirada se encontraba perdida en algún lugar y su piel estaba mucho más pálida que la última vez.

Algún tiempo atrás habían estado rondando varias historias de Andrew por el instituto. Una de las historias más populares y que muchos la hacen ver por válida y auténtica, pero yo ni idea dé si es cierto o no —pero es tan absurda—, trata sobre sombras. En ella se dice qué un día cuando era más joven, su madre lo llevó a la librería de la ciudad. Ahí su madre lo dejó solo por un momento mientras buscaba un título que necesitaba. Él en ese lapso de tiempo encontró un libro sobre sombras, el ejemplar hablaba sobre el origen de las sombras y un tipo de planeta donde ellas habitaban. Siendo el un niño de casi —o más grande— de once años, esto lo fascinó notablemente, a tal grado de estar obsesionado hasta de su propia sombra.

Sin duda alguna, la historia es tan absurda que sólo un idiota la creyera por verdadera —la mitad de la población estudiantil del instituto—. Si, definitivamente sólo un idiota.

—Hola, Sky —saludó Andrew cortésmente.

Sonreí y correspondí a su saludo.

Un bullicio un tanto fuerte provenía del fondo del salón. Uno de los populares del instituto y Ryan —chico esteroides— comenzaron a jugar con un balón de fútbol soccer. Jugar no, golpear. El profesor Carl reía ante semejante batalla campal que ambos hombres detrás de mi estaban llevando a cabo. Su —no— tan divertido juego fue interrumpido por el timbre que anunciaba la finalización de clases. Estaba absolutamente indignada por el hecho de estar tan sólo unos cuantos minutos en detención. A pesar que detención debe de cubrirse con un módulo más después de clases, el profesor deja que nos podamos ir escapando por las ventanas. Para que así nadie nos vea.

Me colgué la mochila por sobre mis hombros y me levanté del asiento del pupitre.

—¿Pudiera hablar contigo un momento?

La voz de Andrew se escuchó a mis espaldas. Miré por sobre mi hombro y dejé escapar un sí de mi boca. Caminé de regreso hacia el pupitre que ocupe segundos antes y me recargue un poco sobre el.

—¿Qué es lo que se te ofrece Andrew?

Abría y cerraba su boca. Trataba de encontrar las palabras adecuadas para decirme o darme a entender de lo que pensaba hablar conmigo.

—Sky, necesito que me hagas un favor —dijo—. No, un favor no. Necesito de tu ayuda y de tu confianza plenamente.

Alcé una ceja para que prosiguiera pero no entendió.

—¿En qué necesitas mi ayuda?

Sus ojos se movieron nerviosamente de un lado a otro.

—¿No piensan irse a sus casas? —preguntó el profesor—. ¿O están poniéndose de acuerdo para tener un encuentro?

Iugh.

Ambos nos miramos e hicimos muecas de asco.

—Por supuesto que no —contesté. El profesor río.

Me levanté del lugar en el que me encontraba. Caminé hacia una de las ventanas y salte de ella. Andrew me siguió. Echamos a andar por el mismo camino. Él se detuvo en su automóvil y yo seguí de largo.

—¡Sube! —gritó—. Te llevaré a tu casa pero antes de eso pasaremos por la mía. Necesitó mostrarte en que necesito tu ayuda.

De algún modo pensé en lo que el profesor Carl había dicho.

[Editado 070817]

[Publicado 220420]

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⏰ Última actualización: Apr 22, 2020 ⏰

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