Parte II

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...Salí gateando de la mesa esperando que él me siguiera para poder irnos, fue una mala idea.

-¡Allí esta, es el fantasma!- dijo una señora pelirroja de mediana edad.

-Rápido Enrique has tu trabajo.- le dijo el hombre de barba al otro sacerdote frente a ellos que les había estado explicando algo cuando entre, él me miro unos instantes y negó con la cabeza.

-¿Ese es el fantasma del que me hablaste?- dijo el sacerdote.

-¿pues qué otro va a ser?- El sacerdote se acercó a mí y me ayudó a levantarme.

-Es sólo una niña, no es ningún fantasma.

-Pero mira ese pelo blanco y esa piel pálida sin vida.- comentó la irritante señora gorda de la capilla.- además la vimos flotar en la capilla.

-¿Ah sí?- dijo el sacerdote mirándome con una ceja alzada.

-No tengo idea de por qué paso eso pero yo ni siquiera podía moverme mientras flotaba, no fue cosa mía.

-La joven sólo tiene albinismo por eso su piel carece de color, además miren, si fuera un fantasma no podría levantar su brazo ya que únicamente la traspasaría.- dijo el sacerdote mientras levantaba mi brazo.

-Espere, eso significa que...- me solté de su agarre y trate de tocar a la mujer pelirroja pero sólo la traspase.- yo no... ellos... ¿están muertos? Todo este tiempo...

-Ya, ya pequeña.- comenzó a decir el sacerdote mientras sacaba un termo de su maletín.- ¿Qué tal si tú y tu hermano escondido bajo la mesa van al comedor a beber un poco de chocolate caliente mientras yo hablo un rato con ellos? Espérenme allá, pueden tomar las tazas de la alacena, no creo que a Guillermo le moleste ya.

-Enrique no hables por tu cuenta, las tazas son mías no tuyas.- dijo el hombre de barba.

-Ya ni siquiera las usas, no seas terco y deja a los niños tomarlas.

El hombre de barba no contestó, decidí hacerle caso al sacerdote y saque a mi hermano de la mesa para irnos al comedor, una vez ahí saque unas tazas de la alacena y serví el chocolate caliente dentro.

-¿Cómo sabia ese anciano que estaba debajo de la mesa? Ah... Esta ha sido una noche muy rara.- dijo mi hermano.

-Y eso que no traspasaste a ninguna persona, flotaste dentro de una capilla y llegaste a creer que estabas muerto.

-¿Cómo estuvo todo eso?

-Pues... después te explico sonso, nada me garantiza que no sigues borracho, que por la mañana ya no recuerdes nada y que luego me hagas volver a explicarte todo lo que paso hoy.

-¿Crees que sigo borracho con el susto que me diste al no encontrarte por ninguna parte? No podría estar tranquilo sabiendo que todo lo que te pasara seria mi culpa.

-Bueno tranquilo no me pasó nada y si eso piensas entonces no deberías beber tanto soló para mostrarle a nuestro padrino tu "resistencia" al alcohol.

Mi hermano suspiró y se hecho hacia tras en su silla.

-Lo sé, lo sé... lo siento es solo que...

-¿Qué tal el chocolate jóvenes?- interrumpió el sacerdote entrando al comedor.

-Está delicioso señor.- dije cortésmente.- pero ¿podría explicarnos que sucede?

-Ah sí, deben estar muy confundidos.- dijo tomando otra taza y sirviéndose chocolate caliente dentro de ella.- bien ¿Qué quieres saber?

-¿Qué paso con las personas de la otra habitación? ¿Quiénes eran?

-Bueno, esas 7 personas son antiguos conocidos míos, él sacerdote de la familia por así decirlo que se encargaba de la capilla de esta residencia, el anciano era el hermano del antiguo propietario de este lugar y los otros 5 eran sus hijos y su nieta, yo era amigo de la familia pero en especial de Guillermo con quien tenía una edad similar, se hicieron dueños de esta propiedad ya hace tiempo, unos 22 años, lamentablemente nunca sospeche que lo lograrían de la forma que lo hicieron, él anciano mató a su propio hermano para hacerse poseedor de este lugar. Cuando lo descubrieron sus sobrinos no se quedaron de brazos cruzados, contrataron a alguien para encargarse de él y una mañana que el señor estaba en misa con los demás miembros de su familia lanzaron una bomba de gas dentro de la capilla causando la muerte de todos los presentes. Supongo que mi amigo y su familia nunca se dieron cuenta de que estaban muertos y siguieron viviendo aquí un tiempo más sin tenerse que preocupar por el dinero o trabajar.- hizo una pausa y tomo un sorbo de chocolate.- Así que los exorcicé.- dijo sonriendo como si nada.- no creo que se aparezcan más.

-Vaya esa familia sí que tenía problemas.- dijo mi hermano.

-¿Cómo? ¿Los exorcizó? Pensé que eso no funcionaba y sólo eran cuentos inventados que usaban para hacer películas de terror.- comenté causando que el sacerdote se riera.

-Los jóvenes de ahora son muy interesantes, pues te seré franco niña, si ellos en el fondo no hubieran querido irse no se habrían ido de este lugar, es cosa de los espíritus ascender o no, yo tampoco entiendo muy bien cómo funciona aún pero déjame decirte que con lanzarles agüita y decirles unas palabras no les haces nada, si en esta ocasión funciono fue porque esta familia era muy supersticiosa y apegada a la iglesia, así que yo solamente les explique la situación e hice el proceso de exorcismo que suele hacerse, fueron ellos los que terminaron ascendiendo creyendo que eran exorcizados por mí.

-¿eh? Que... raro, bueno no entiendo muy bien pero si ya se fueron de este lugar mejor para mí, era muy hartante como me trataban al verme.

-Espere un momento, si usted cree todo eso ¿Por qué rayos es sacerdote?- preguntó mi hermano.

-Fui muy controlado por mi familia de joven, me impusieron esta profesión y la ejerzo, pero por mí me hubiera quedado en la granja cuidando los caballos.- yo me reí un poco al oír eso.

-Trae chocolate caliente consigo y es amable pero franco, sí, creo que este sacerdote sí me agrada... pero aun no entiendo algo, ¿Por qué flote dentro de la capilla?

-hmm... en cierta forma todo lo que ocasiona un fantasma está ligado a sus emociones, quizá todos ellos se alteraron al pensar que eras un fantasma y terminaron por elevarte en el aire.

-Puede... que sí, tiene algo de sentido.

-Bien como sea ya es tarde y supongo que su familia debe estar muy preocupada por ustedes, por cierto, recuerdo haber visto una camioneta estrellada cuando llegué, si la pidieron prestada me parece que tendrán que disculparse por los daños.- mi hermano se puso colorado de la cara y se hundió en su silla.

-Y si no la pedimos prestada tendremos que además recibir un buen regaño y pagar un camión para regresar a casa de estas horribles vacaciones...- escuché a mi hermano decir por lo bajo.

-De acuerdo, hora de irnos.- dijo el sacerdote levantándose de su silla para después caminar hacia la salida del lugar, yo mire a mi hermano y le di unas palmaditas en el hombro.

-Todo saldrá bien, además cuanto más tardemos en regresar más complicadas se pondrán las cosas.

-Sí como sea.- dijo levantándose de su silla.

Salimos de aquel lugar junto al sacerdote, trate de animar a mi hermano en el camino haciendo unas cuantas bromas que funcionaron un poco y luego estuvimos charlando mientras caminábamos para distraernos un poco, el sacerdote nos acompañó hasta el hotel y luego se despidió. Naturalmente tuvimos problemas con nuestros padrinos aunque definitivamente no puedo negar que esa fue la noche más interesante de todas mis vacaciones.

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Una noche de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora