N/A: Mi semana con más emociones en mi vida. En serio, demasiadas. Desde extraños sucesos en mi mente hasta terribles depresiones (económicas jaja) Bienvenidos a la bipolaridad. En fin, hace unos días me encontré con alguien que no veía desde un mes, pero con quien seguía manteniendo contacto, o sea que era tortura xD Igual no les importa mi vida personal, pero es mi historia :v y ustedes pueden saltarse las notas de mierda que dejo. A continuación, el capítulo que escribí con los pies. (?)
Capítulo V.- Alejarme una vez más.
Llevaba unas semanas desde que la llamé, o al menos, intenté llamarle. Deseaba verla, el tiempo que pasó lejos, se vuelve de alguna manera una tortura, y un terrible deseo, el deseo de encontrarla, pero al mismo tiempo de no hacerlo. Es algo complicado de explicar. Preguntarse las razones del porque hacer esto, o quizá no hacerlo, es como preguntarse ¿Por qué existimos? Exactamente, nunca encontrarás una respuesta concreta, y sin embargo estarás cerca de sentir la contestación al filo de tus pensamientos.
— ¿Ocurre algo? Te ves... ¿Triste? ¿Mal? ¿Deprimida?—. No le respondí, no quería hablar, estaba bastante cómoda en mi propio silencio.—Bueno como decirlo, siempre te ves así, pero hoy te ves en serio mal. ¿No has dormido estudiando, o será por otra cosa?
—Yo...—El sonido del tren deteniéndose evita que Lea pueda escucharme. De repente el sonido de varias personas acumulándose a la entrada, pasaron unos segundos hasta que todos encontraron su sitio preferido. ¿Yo tengo un sitio preferido? Lo cierto es que desde que la conocí acostumbré mantenerme cerca de las puertas, como si algún día ella necesitara de mí para atraparla.
— ¡Vamos! ¿Estarás todo el tiempo así? Realmente no me molesta que seas retraída y fría con todos, pero hoy realmente me está cayendo pesado. Empiezo a pensar que me ignoras.
—No... es que yo... Lea, no sé cómo explicarlo. Me han pasado cosas extrañas estas semanas, no puedo pensar claramente, y a veces...—Mis pensamientos terminan en una sola persona. Pensé enseguida.
—Oh, ya entiendo, con qué era eso. Dios, dudo que llegué pronto a casa, es demasiado tarde, perdona. No debí presionarte para que te quedaras también, ya sabes como es mi novio, y me da miedo quedarme sola con él. ¿Sabes? La semana pasada él me habló de una organización muy extraña, ya sabes, esas historias de internet que te hacen tiritar de miedo. O al menos eso me pasa a mí... —Lea continuó su explicación, no pude prestarle mucha atención.
Fije mi mirada en los paisajes, era imposible ver entre tanta oscuridad. La mayor parte del tiempo solo podía mirar mi reflejo, pensaba, pensaba en lo que siento, en lo que necesito, en la persona que yo... jamás me detuve a pensar en mi misma, en algo diferente a los estudios. ¿Por qué me quiero alejar de Stella, pero sin embargo también quiero estar cerca de ella?
— ¿Nunca te ha pasado, que a veces te convences de que no necesitas a alguien, pero luego de un tiempo te das cuenta de que es parte de ti? Uhm... No sé cómo explicarlo.
— ¡No puedo creerlo! ¿Quién es? ¿Quién? Vaya, el amor te ha golpeado duro, te ha... te ha noqueado.
— ¿De qué hablas?
—De que estás enamorada—Dijo como si fuera la gran cosa, emocionada, y a punto de dar brincos a lo largo del vagón, aplaudía con las manos. –Está claro, y bien... si no me quieres decir, de acuerdo, pero al menos dime... ¿Lo conozco?
—No... Es más, ¿Das por hecho que es un hombre?
— ¿La conozco?
—Uh... no...
—Tengo que conocerla, dime ¿Es bonita? ¿Es alta? ¿Cómo es su voz?
— ¿¡Por qué de repente parece la noticia del año!?—Me quejé sintiéndome atacada por la penetrante mirada de Lea, ella lograba desmenuzar la verdad en cualquier situación.
—Porque...pues, es solo que desde que te conocí, de alguna manera pensé que eras de esas personas sin emociones que nunca en su vida podrían enamorarse. No me culpes, sabes que soy prejuiciosa a veces.
—Pensaba lo mismo. —Me reí por lo bajo, siendo ignorada por Lea.
— ¿Entonces confirmas que sí estas enamorada?—Me sonrojé.
— ¡C-Claro que no! Solo quiero... decir que...
—Me contarás mañana, llegamos, aquí me voy. Ten cuidado cuando vuelvas a casa, no vaya a ser que...
—No me pasara nada. –Sentencié bastante segura. Ella suspiró.
—De acuerdo, al menos avísame cuando este de vuelta.
—Lo intentaré.
— ¡Adiós! ¡Nos vemos mañana!
Ella salió corriendo por la puerta antes de que las personas se abalanzaran violentamente, se despidió con la mano, sin mirar a atrás. Corría como el diablo, de verdad quería llegar pronto a casa. Sonreí, en ese momento recordé nuevamente a Stella, ¿Por qué es tan misteriosa? ¿Por qué ríe tan despreocupada a pesar de que en sus ojos puedo ver todo lo malo de ella? ¿Y por qué confió tanto en alguien que sé que algún día...? Desvié mis pensamientos nuevamente, siempre buscaba escapar de ella incluso en mis pensamientos. Aun así, profundamente lo que yo deseaba era algo diferente.
Quiero alejarme de ti, quiero que el muro que había construido siga allí. Pero tú, tú me haces desear estar a tu lado, destruyes lo que yo una vez construí, lo destruyes tan campante que con una simple sonrisa lo arreglas todo, no importa cuántas veces vea lo que no me gusta de alguien en ti, de repente tú logras hacer que ame todo eso de alguien. ¿Quién eres? Me pregunto, todos los días, aun sin conocerte te espero, en la misma estación. Cuando de repente me encuentro sola, abandonada, incluso si no es tu culpa, siento que la esperanza es inútil, que buscarte es perder mi tiempo. Entonces de repente, apareces, para avivar ese amor que yo me obligaba a desaparecer.
— ¿Alguien se ha enojado contigo por más de 5 minutos?—Me dije, sonriendo cómplice con los susurros de mi interior.
Tan pronto como he llegado a casa, no me molesto en saludar a mis padres, como siempre seguro ya están durmiendo. Para mi sorpresa no fue así.
—Dania, me alegro de verte. Hoy me han dado el día libre y decidí que sería bueno cocinar para ti. –Mi madre; llevaba un corto tiempo sin verla, sin fijarme en las profundas ojeras que se marcaban debajo de sus ojos, grises, sus ojos grises muertos y sin vida. Una terrible visión se mostró ante mí. Parpadee un par de veces. ¿Qué fue eso? ¿Alguna clase de presagio de esas películas absurdas?
—No es tan malo querida, también tenía mis dudas respecto a su comida. —Respondió mi padre, atrapado en la lectura de sus papeles.
—Pero si eres tan malo, vamos, dame eso, siéntate, corre. ¿Qué tanto llevas aquí, piedras?
— ¡oh! ¡Mamá no tienes...!
—Calla Dania, no te preocupes—Una sonrisa débil y triste se curvo en sus labios, pálidos.
— ¿Por qué de repente hacen esto?—Pregunté, no es algo que realmente me sorprendiera demasiado, ni que me asustara, pero sencillamente, ellos no son personas a las que les guste tener detalles con los demás, incluso con su propia hija.
— ¿De qué hablas cariño? Como cualquier padre queremos hacerle saber a nuestra hija que la queremos.
— ¿Nos volveremos a mudar cierto?—Concluí.
— ¿Eh? N-No ¡No! ¿Cómo puedes pensar eso?—Mi padre cubrió su mirada de mí, confirmando que algo así estaba por ocurrir. Nunca me había molestado, no realmente, sin embargo sentí una vaga sensación de enojo, al pensar en que me alejaría de Stella...
Continuara...
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Simplemente . . . pasó.
RomanceUn día, ellas se conocen, admiten que despiertan extrañas sensaciones la una en la otra, pero se niegan a continuar un camino juntas, por su lado, prefieren permanecer separadas; sin decirlo, ambas lo aceptan así. Hasta que Stella no pudo más, y com...