♔videogame ; joshler♔

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-¿Hola? ¿Es lo único que tienes para decir?

Él me miró confundido y llevó su mano a su cabeza, intentando incorporarse y salir de su auto.

Falló, casi se tropieza con sus propios pies, pero no iba a ayudarlo. Que se cayera.

-¿Qué quieres... que diga?

-Chocaste mi auto- dije, obvio -. Debes tener algo para decir en tu defensa.

Hizo una mueca que no terminé de comprender.

-¿Lo siento?

Esta vez logró pararse, aunque se lo notaba bastante mareado.

-¿Sólo me dirás lo siento? Debes pagar por lo que le hiciste a mi coche.

-Bueno... es una mierda de coche. Te compraré otro.

Lo miré sorprendido. ¿Quién se creía?

-No quiero otro. Quiero que repares el mío.

-Está bien, histérico... cállate un poco, mi cabeza va a explotar.

-Llamaré a la policía enton-

-No- me interrumpió enseguida-; tuve suficientes problemas con la policía por hoy. Llamaré... llamaré a un amigo para que repare tu mierda mañana, ¿de acuerdo?

-¿Mañana? Para mañana te habrás ido, ¿me crees estúpido?- le contesté, incrédulo.

-Bueno, no tengo un teléfono encima...- dijo, apoyando su espalda en su deslumbrante auto rojo.

-Tampoco yo...

-Te prometo que mañana a primera hora estaré aquí con él.

-No te creo. Iré a buscar mi teléfono al departamento...

-¿No tienes miedo de que me haya ido para entonces?- dijo sonriendo, y enfocó su mirada en mí sin quitar esa estúpida y ebria sonrisa triunfante.

Gruñí y maldije por lo bajo.

-Iré contigo, descuida- dijo. Iba a negarme pero ya estaba cruzando la calle.

-Ni siquiera sabes cuál departamento es- le dije cuando ya estaba a punto de entrar al departamento equivocado.

Me miró y volteé para entrar al hall de mi departamento. Podía oír sus pasos detrás de los míos.

Estaba nervioso. ¿Por qué estaba nervioso?

Subimos al ascensor sin decir palabra alguna y me puse más tenso de lo que ya estaba.

Llegamos al piso correcto y abrí la puerta de mi pequeña habitación, encendiendo la luz del cuarto.

-Vaya...- volteé para verlo-, es... bastante pequeño.

También miré mi habitación, como si no viviera en ella. Era sólo un ambiente con una pequeña puerta al costado, donde estaba instalado el baño. En ese ambiente sólo estaba mi cama, el televisor, la computadora y la heladera, sin contar las sillas que había para cuando venían visitas. O sea, nunca.

-Bueno, sí. Pero por cien dólares al año me parece una buena inversión.

Volví al mundo real y cerré la puerta de mi habitación. No creo que a mis vecinos les parezca gracioso escuchar temas económicos a las casi cuatro de la mañana.

-¿Por qué estamos discutiendo esto? Toma- le arrojé mi teléfono y lo atrapó justo cuando debía. Bastante ágil para estar ebrio.

-Gracias...- dijo mirando de mala gana mi móvil.

-¿Tienes un problema con eso también?- dije mientras me cruzaba de brazos y me sentaba en la orilla de mi cama.

-Es bastante pequeño, también.

-No puedo comprar la gran cosa con lo poco que gano al mes, ¿sabes?

-Te compraré otro- me contestó sin prestar atención mientras marcaba el número de algún colega.

-Ya para de ofrecerme cosas, no quiero ni necesito tu caridad.

-¿Quién dijo que lo hacía por caridad?- dijo lanzándome una sonrisa cautivadora.

Iba a responder con algo ofensivo, pero en ese instante comenzó a hablar con quienquiera que estuviese del otro lado de la línea. Realmente no presté atención a lo que decían, estaba ocupado mirando mi computador, pensando cuánto faltaba para que este tipo se fuera así podría seguir jugando y ganarle al holandés.

-¿Me has escuchado?- preguntó él.

-¿Eh?- dije saliendo de mi mundo fantasioso.

-Que ya está todo arreglado. Agendaré mi número en tu teléfono así sabes que no estoy mintiendo. Mañana por la mañana vendrá un amigo a llevarse tu auto para que lo reparen. Quedará como nuevo.

-¿Debería confiar en ti?- dije haciendo una mueca de desagrado hacia él desde la cama.

-Bueno, deberías.- contestó mientras me arrojaba el móvil de vuelta. Penosamente, no logré atraparlo a tiempo y rebotó en la cama-. Pero mejor no lo hagas- dijo sonriendo como si fuera un rey.

Suspiré y observé cómo se retiraba de la habitación. Volví a suspirar.

¿Qué había sido eso?