Fuego Tórrido

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Dio el último gran paso hasta llegar al fondo del pasillo, listo para encarar a Heechul sin importarle sus modales, sin importarle que Siwon pudiese sentirse ofendido, sin importarle absolutamente nada ¡Por Ares que lo iba a arreglar!, destilaba furia en su respiración, y sentía los gritos querer salir con fuertes galopes de su garganta, mientras más se acercaba a la puerta, más grande era la sensación, estuvo listo para arremeter contra la habitación cuando una figura se posó a su lado, llegando de uno de los muchos pasillos aleatorios

Heechul caminaba hacia él, tan tranquilo y pacífico como siempre lucía, aún en camisón de igual manera y con un leve deje de ojeras debajo de sus ojos -¿me estabas buscando?- preguntó a sabiendas de que era más una afirmación que una pregunta, había llegado a tiempo justo para impedir que se topara con Siwon, pero sabía que tarde o temprano después de escuchar los gritos su esposo saldría y averiguaría que estaba pasando ... entre otras cosas lamentables del pasado, pero se encontraba listo para afrontar lo que viniese, se había pasado la noche disfrutando de sus besos, de la grata compañía que le daba, estuvo entre sus brazos una última vez y se había asegurado de tallarlo en mármol en su memoria

Hyukjae gruñó molesto y le dio la cara –¡Donghae lo recuerda todo!- Gritó moviendo las manos y tomándose la cara con ellas en signo de angustia –debes darle otro brebaje inmediatamente, pero ésta vez  permanente ¿Has entendido Kim?- le volvió a gritar,  dándole una orden directa a la par que lo miraba a los ojos con rabia contenida

El de cabello cobrizo se mantuvo inmutable ante tal amenaza y tan sólo suspiró lo que sabría serían sus últimos suspiros dentro del Palacio, dentro de Grecia –no puedo hacer eso- contestó negando con la cabeza, ciertamente si podía hacerlo, pero no era algo que estuviera dispuesto a hacer, aún si le costaba su felicidad

Jae frunció el ceño y apretó la mandíbula – Es una orden Heechul, y tú más que nadie conoce lo que le pasa a los traidores

Kim cerró los ojos reteniendo las lágrimas, siendo fuerte como una montaña, aquellas palabras ya habían sido escuchadas por sus oídos, cada gesto de desprecio de Hyukjae, cada oración, todo –no soy un traidor –contestó imponiéndose, justo como lo había hecho en sus visiones

El pelirojo bufó divertido –¡Tú lo has sabido todo el tiempo!, me has traicionado, así mismo Donghae ah sido regalo tuyo

-¡No voy a hacer esa poción! - >lo último que puedo hacer por ti, es lograr que veas las cosas con claridad< - no puedes ser tan egoísta Hyukjae, me ordenas borrar los recuerdos de Donghae, pero ¿realmente le estás dando la oportunidad de amarte?, en su momento lo eh curado física y emocionalmente por que era necesario, pero ahora... le has pedido matrimonio, una vida a tu lado en el trono, ¿Cómo esperas que alguien que no ha visto lo peor de ti diga amarte?, él es el que debe tomar la decisión de afrontar las cosas y superarlas o simplemente irse de tu lado, Donghae no es un objeto, al menos ya no, y no debería seguir viéndolo y tratándolo como uno...

>¡Zas!< la fuerte cachetada hizo eco en la paredes y en los altos techos, Heechul inhaló profundamente soportando el ardor en la mejilla, alzó la mano y la llevó hasta su cara comprobando los daños, la alejó y observó una leve macha rojiza en su palma >sangre<, levantó la mirada aún sin derramar una sola lágrima

-¡¿Qué está pasando aquí?!- irrumpió de golpe Siwon abriendo de par en par las grandes puertas de roble, y salió rápidamente disparado hacia su esposo para abrigarlo entre sus brazos, pero fue rechazado -¿Qué sucede Hee?- cuestionó aminorando el tono de voz a uno dulce, y de pronto lo vio, un rasguño atravesaba la piel inmaculada de la mejilla, dejando un rayón rojizo poco profundo, pero aún así se enfureció –¡HYUKJAE!- ladró girándose hacia su hermano, pero la delicada mano de su esposo lo detuvo por el pecho

Mi esclavo, Mi perdición [Eunhae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora