Manto Nocturno

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El Rey dejó de sonreír y le dedicó una mirada infinita, pasando sus pupilas por todo su rostro hasta regresar a sus ojos nuevamente, los sonidos de la noche se colaban a sus oídos entre el silencio que había inundado el momento, los grillos cantaban, con aquellos tintineos que componían una sinfonía nocturna, y las olas del mar, chocaban contra la playa, creando un sonido espumoso

El peli naranja comenzó a ponerse nervioso conforme el silencio aumentaba –por favor, dime algo –rogó, viéndolo con el temor interno de que un hijo no fuese lo que Hyukjae deseaba – s-sé que no soy de sangre noble... pero...- insistió tartamudo, cuando no hubo reacción por parte del peli rojo –y-yo daré lo mejor de mí

Los labios rojizos se entre abrieron – ...repítelo –pidió el mayor parpadeando al fin

Donghae sintió sus ojos inundarse, pasó la lengua nervioso por su labio inferior y exhaló la respuesta – estoy esperando un hijo tuyo Hyukjae –dijo, alzando la mirada acuosa y penetrando con ella los ojos contrarios, justo cuando el silencio comenzaba formarse nuevamente se vió alzado en el aire, entre un par de fuertes brazos, girando y dando vueltas en su propio eje, con los pies volando en el aire, su pecho pegado al del mayor y sus brazos sosteniéndose sorprendidos de los hombros – ¡por los dioses! Hyukjae! ¿qué estás haciendo?! – chilló turulato por la repentina acción, apenas agarrándose de las ropas del mayor y escuchando su risa >¡cómo amaba esa risa!<

Los pies descalzos del Rey, dejaron de dar vueltas sobre la arena y se detuvieron, pero sus brazos seguían aferrándose firmemente al hombre que amaba, lo apegó aún más, dándole un abrazo aún manteniéndolo sobre el aire, exhaló con fuerza y una inmensa sonrisa apareció en su rostro – Donghae – dijo con emoción, entonces finalmente le dejó pisar la arena, bajándolo lentamente sin perderse detalle del rostro –me has concedido el honor, de convertirme en el hombre más afortunado y más dichoso de toda Grecia – pronunció con devoción, sólo mirando al peli naranja, viéndole tan hermoso como una gema podía ser, como una perla en el mar, como una estrella en el cielo o una flor en el medio del desierto, alzó su mano al aire, para acariciar la mejilla rosada, y limpiar aquella lágrima de diamante

Con lágrimas descendiendo por sus cachetes y respiros escapando de sus labios, Hae sintió un calor demasiado agradable dentro de su pecho, la calma que había obtenido al mirar el rostro alegre de Hyukjae, era mejor que cualquier cosa material en el mundo, sintiendo sus lágrimas ser limpiadas, recargó su mejilla contra la tibia mano, amándola, parpadeó y de aquél movimiento salieron más lágrimas, mojando sus pestañas – oh Hyuk... - murmuró con una temblorosa sonrisa –quiero regresar a casa contigo, y permanecer una infinitud de noches a tu lado- finalizó susurrante, notando algo de preciosa humedad en los ojos que reflejaban a la Luna

El Rey acarició la mejilla que se rendía ante él, hasta tocar los labios y delinearlos con ambrosía –te llevaré a casa, te desposaré y viviré esa eternidad a lado tuyo y de nuestro hijo...- prometió suave, acercándose cada vez un poco más al menor - ...nuestro... precioso... hijo...- musitó rozándolo entre cada palabra, tentándolo con su boca, hasta que escuchó un gemido bajo por parte del menor, y terminó con el juego de tentación, juntó sus labios y devoró los contrarios, sintiéndose con cada lamida aún más hambriento e insaciable del exquisito sabor, uno tan erótico como exótico

Sus lenguas danzaron juntas, frotándose la una contra la otra y los dientes probaron la carne que se chupaba, Donghae se separó por poco y lo rodeó con sus brazos –regresemos, mi madre estará preocupada – dijo tocando el rojo cabello de la nuca en una dulce caricia y, alejándose finalmente, el mayor asintió, pero antes de emprender camino sus ojos bajaron al collar que colgaba de su cuello, estiró los brazos para tomarlo y sacar el anillo que ahí se encontraba

Mi esclavo, Mi perdición [Eunhae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora