Todo tiene su lugar.(CR7 y tú)

Capítulo IV

-¿Cómo esta la familia?-habló mi castaño amigo.
-Basta de burlarte-hice un puchero- pero Cristiano en este mes se ah vuelto más insoportable.
-¿Y como esperas que reaccionara? Si mi novia me pone los cuernos y toda Europa y hasta América se entera, la odiaria por el resto de mi vida.
- haha, ¿sabes cuantas veces él me fue infiel? Muchas más veces que yo.
-Pues pidelé el divorcio.
-No lo firma, lo he pedido ya tres veces.
-Pues vente a vivir conmigo. Sé que Londres no te gusta, pero la mayoría de tus campañas son ahí así que matas dos pajaros de un tiro.
-¿Y Louisa?.
-Estará encantada. Creo que ya se desespero que vaya corriendo a contarle tus penas.-Abrí mis ojos y casi escupo el té
-¡Eres el peor amigo!- dije recuperandome.
-¿Que esperabas ? Los hombres somos malos tratando de procesar tantos problemas. De pronto el se anuncio el vuelo a Londres.- ya es hora.- se levanto del asiento.-piensalo. Te esperaremos muy contentos.
Beso mi mejilla y salió de ahí.

...
Salí del aeropuerto y camine a casa por que había un tráfico terrible. Justo en una esquina el puesto de periódico, me detuve y leí. "CR7 ¿Nueva chica?", de nuevo en su yate con una morena "con curvas", no entendía como fue que acepto yo soy todo menos con curvas ( bueno no tan marcadas). Respire profundo cuando mi telefono vibro.

-Desconocido-
Hola bonita, ¿como te va? tiene mucho desde que nos vimos. Iré el sábado a la reunión del Real Madrid, espero verte.
David.

En serio ese hombre desde aquella noche se me ha hecho imposible olvidarlo. No era amor era más pasiòn el sentirme tan bien en sus brazos.

Entre tantos pensamientos no me di cuenta cuando ya estaba en casa. Abrí lentamente y entre sin queres hacer ruido. Dos cabezas se giraron, Jr. y Cristiano.

-Hola- sonriò Cristiano.
Asentí en forma de saludo. Iba a subir la escalera.
-James ha hecho una fiesta. Saldremos a las nueve.- juró de no ser por el cansancio hubiera armado una pelea.
-Bien, ire por un vestido.- me gire para salir de nuevo.
-Ire contigo- no reaccione hasta que su cálido tacto rozo con mi hombro desnudo por culpa de la playera, un escalofrio que erizo mi piel. Sin responder me resigne y asentí