II

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Los días pasaban, pero su dolor no se iba, sólo aumentaba.
Estaba tan desesperado por verlo, que incluso le gustaba hacerlo mediante sus horribles y sádicas pesadillas.
Era feliz sólo con volver a ver su rostro, con escuchar su voz.

Pero, como todo, las cosas deben terminar.

Un día, simplemente dejó de tener esos sueños en los que su difunto amado se le presentaba.
Pero confiaba firmemente en que lo estaba cuidando, que estaba al pendiente de él. Seguro sabía que deseaba verlo y de alguna manera volvería a hacerse presente.

La paciencia de Yunho se agotaba, su frustración aumentaba y se sentía desesperado. Necesitaba verlo a como diera lugar.

Probó rezando y de mil maneras, pero ninguna funcionó.
En su desesperación, decidió poner en práctica eso que tanto había visto en las películas de terror: jugar con una ouija.

Estaba consciente de los peligros que acarrearía, pero también estaba bastante informado sobre cómo usarla con precaución.

Aparentemente, lo único necesario para no correr riesgos era no jugar solo, en un cementerio, ni irse sin despedirse.

Su mejor amigo se ofreció a ayudarle. Su tía poseía una ouija que le podía pedir prestada, por lo que le sería fácil conseguirla.

Acordaron verse una noche en casa del mayor, para así poder jugar juntos.
Ambos tenían miedo, pero jugaron de todos modos. Estaban seguros de que lograrían contactar al difunto.

Lo lograron, afortunadamente.

Yunho le hizo varias preguntas, como “¿me extrañas?”, “¿cuándo vendrás a visitarme?”, entre otras.

Mingi respondió a todas. Movió la ficha sobre el tablero, apagó las velas que su novio prendió, azotó puertas y abrió ventanas. Él estaba presente y se hizo notar por los chicos.

Oscureció, por lo que Jongho debió irse a su casa. Sus padres lo regañarían si llegaba muy tarde.

Se despidió, se llevó el juego y emprendió camino a su hogar.
En cuanto se fue, Yunho subió rápidamente a su habitación. Estaba ansioso por ver a su amado, el cual, mediante la ouija, le prometió visitarlo pronto.

Se puso su pijama y se acostó a dormir con una amplia sonrisa esbozada en su rostro debido a que logró comunicarse con su amado.

☽ Parálisis ☾ « Yungi »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora