Hemos llegado a un acuerdo

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...pero eso no fue lo que capto su atención, sino que su esbelta figura se había perdido...

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La miro extrañado, sin que ella se percatara de su presencia, pero como ella venía de frente, era obvio que al final se encontrarían cara a cara.

Aida paseaba pensando en regresar a casa, pues ya tenía el material suficiente que la dejara satisfecha. Pensar en la personita para la cual era la ropa que había comprado la hacía embozar una sonrisa radiante, pero ese aspecto no le duro mucho, pues su sonrisa se vio borrada por completo al ver a Kanda, el exorcista con quien se había acostado.

Dos metros de distancia se interponían entre ellos y a pesar de la distancia, inmóviles se limitaban a observase con una sorpresa sin igual.

Sumamente consternada, la rubia se giró lentamente y se disponía a volver por el mismo camino por el cual había llegado, cuando sintió que alguien le impedía el paso, tomando sus hombros con fuerza.
Temerosa se dio la vuelta, pues se hacía a la idea de que el rostro que vería, sería el de Kanda.

- Tenemos que hablar- pronunció cabizbajo el moreno a sus espaldas.
-S-si-accedió insegura la oji azul.

Al obtener su permiso (en realidad, quisiera o no, la obligaría a hablar) el nipones le arrebato con cuidado las bolsas que cargaba para así, los dos dirigirse a la casa de la chica.

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-Aquí tienes-

La chica le entrego una taza de té al moreno, para después sentarse en el sillón contiguo.

Permanecieron en silencio durante un buen rato, pues ninguno tenía idea de que decir o de como entablar conversación.

-¿Así que estas embarazada?- Kanda dijo lo obvio-¿Cuántos meses tienes?-
-En una semana cumpliré ocho- contesto dudativa.

Una vez más el silencio invadió el lugar.

Sin lugar a dudas las cuentas coincidían. Ocho meses atrás, el exorcista, había despertado en la habitación de Aida y actualmente ocho meses de embarazo...

-¿Es mío?-
-Así es-

Aida sabía perfectamente que cualquiera dudaría de la paternidad de un hijo basado en las condiciones de concebimiento. Una noche de borrachera, una mujer desconocida; bien pudiera ser hijo de cualquier otro, de ser que esa mujer hiciera lo mismo en otras ocasiones. Pero aun con eso en mente, no se le impedía sentirse molesta e indignada.

-Aunque no lo creas eres el único hombre con el que yo he estado-

Kanda la miro con indiferencia.

-De cualquier manera, quiero que sepas que me encargare de esto yo sola- bebió un sorbo de té- no necesitas preocuparte por eso-

Las palabras de la chica habían logrado afectar a Kanda, quien inmediatamente cabio su gesto de desinterés por uno de desagrado.

-¡No decidas por ti misma!- se puso de pie-¡Si ese niño es mi hijo, me hare responsable!-

"Si es mi hijo"

Aborrecía ser tratada como una cualquiera, aunque ella misma se lo echara en cara cada vez que podía. Se había equivocado al ceder ante el alcohol, se había sentido como la peor mujer durante semanas.
Eso antes de enterarse de que tendría un hijo, pues cuando se le informo la noticia inmediatamente la acepto como una bendición.

El hijo de Kanda Yuu "Un pequeño chico bonito" (D.Gray-Man)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora