Capítulo VIII

1.8K 121 11
                                    


Pacífica permaneció sentada mirando un punto fijo durante bastante tiempo. Su cabellera rubia, la cual generalmente lucía con orgullo peinandola de maneras poco comunes, estaba ahora enmarañada y sin vida. Sus ojeras podían distinguirse incluso al otro lado del blanco y pulcro pasillo.

Frente a ella, Dipper miraba de un lado a otro, tenía un pie apoyado contra la pared y estaba de brazos cruzados. Ninguno de los dos tenía algo para decir, un silencio incómodo reinaba en el lugar, interrumpido únicamente por los sonidos que hacía alguna enfermera al pasar, o un teléfono sonando.


-Toma, te traje esto.- Guideon apareció repentinamente, girando en una de las esquinas. En sus manos llevaba tazas humeantes, una que le dio a su hermana y otra que conservó para sí. -Lo siento.- Dijo dirigiéndose al castaño, pero sin una pizca de verdadera culpa.

Y es que, hablando con sinceridad, a pesar de que fue Dipper quien llevó a su tío al hospital y el que se ofreció a darles un, y citando textualmente, seguro lugar para quedarse en su mansión; era esa extraña amabilidad la que le hacía sospechar. O sea, sus enfrentamientos prevalecían ya desde hace tiempo, ¿por qué, de un día para otro, decidía comportarse amistosamente con ellos? No, ahí sucedía algo extraño.

-Descuida.- Levantó una mano en señal de que daba igual. -¿Qué les dijeron de su tío, se recuperará?

-Está estable por ahora, pero aun no ha despertado.

-Oh.

Y ese fue el final de su conversación. Otra vez todo se veía sumido en un silencio tenso. Miró a Pacífica, sus ojos ya no eran los mismo, habían perdido ese brillo que el notaba cada vez que los observaba sin que ella se diera cuenta. Reconocía esa mirada, era la que el había llevado todo estos años. Una mirada que no expresaba más que cosas malas. Estaba rota. Así se sentía él también.

-¿Ya decidieron que van a hacer?

El albino levantó la mirada de su poco interesante taza de café y la dirigió al castaño. -¿Sobre qué?-
Preguntó aunque ya sabía a lo que se refería.

-Sobre donde van a quedarse.

-Pues eso es más que obvio; volveremos a California, Dipper.

-Pero, de verdad, pueden quedarse conmigo. Tengo bastantes habitaciones vacías y...

-No. Ya está decidido.- Se levantó de su silla y se acercó al chico, tuvo que levantar la cabeza para verlo a los ojos, ya que él era mucho más alto, pero no dejó que eso lo intimidara. -No vamos a quedarnos contigo, ¿realmente crees que luego de todo lo que nos haz hecho confiaremos en ti?, lo siento amigo, eso no pasará.

-Guideon...

La suave voz de Paz' interrumpió la discusión. Esa misma voz que antes siempre sonaba animada y optimista era ahora apenas más fuerte que un susurro. Pero a pesar de eso, habló con una increíble seguridad.

-¿Qué pasa, primita?

-No volveremos a California.

-¿Qué?

-No vamos a volver.

Su primo la miró como si hubiese perdido la cordura.

-¿Y por qué no?

-Porque no quiero. Necesito quedarme, necesito averiguar quien asesinó a Robbie, necesito asegurarme de que nuestro tío está bien y necesito...- miró fugazmente al castaño, pero a pesar de que fue una mirada veloz, ambos chicos se dieron cuenta. -No quiero irme.-

-Pero ¿Y tus padres?

-No podemos irnos, Guideon.

Se quedó dubitativo, por un lado, el también quería descubrir, y si era posible, vengarse, del asesinó de su mejor amigo; pero por otro lado, Dipper no le inspiraba nada de confianza, y lo que es peor, sabía, o tenía la fuerte sospecha, de que Pacífica comenzaba a sentir cosas por el, si es que no estaba enamorada ya, conociéndola...

Suspiró amargamente y al final cedió. 

Reverse Falls: Dulce Maldad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora