Capitulo I

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  Quince minutos. Había pasado quince minutos en medio de el bosque esperando impacientemente a su hermana gemela. Seguro que estaba por ahí, actuando como una perra junto a sus dos amigas y se le había pasado el tiempo. Pensó Dipper

Cuando ya, harto de esperarla, supuso que no iba a llegar, decidió comenzar solo el ritual. Pero una voz proveniente de sus espaldas lo detuvo.

-¿Impaciente por empezar?.- Y aunque Dipper no se volteó para verla, supo que, decorando su mirada permanentemente sombría, sonreía de forma socarrona. Esa actitud era una de las que más odiaba de ella. Lo que estaba por hacer era algo grande, algo que podría por fin, cambiar las cosas.

-Cállate y mueve tu estúpido trasero hacia aquí. Deberías haber llegado hace quince minutos.- Dipper estaba sinceramente irritado, cansado de su hermana y su actitud.

-Sabes muy bien que el que está interesado en todo esto eres tu. No yo.- Y era así. A pesar de que Mabel seguía a su hermano en la mayoría de intentos fallidos por arrebatar La Cabaña del Misterio era el quien quería hacerlo. Ella estaba más interesada en otras cosas, como robar, maltratar y burlarse de los habitantes del misero pueblo que llamaban Gravity Falls. Pero en particular le encantaba maltratar a un joven, pequeño y regordete, de piel pálida y cabellos albinos. Y no porque le gustara el chico. En realidad, lo repudiaba. Y es precisamente por eso que le encantaba verlo sufrir. A el y a su odiosa prima, Pacífica Northwest.

-¿Y qué prefieres tú? ¿Andar maltratando gente sin razón alguna? ¿Robar a pesar de que tu familia es millonaria, solo por capricho? Me das lástima. Solo ven aquí.-

Mabel se quedó pálida y sin saber que decir. Su hermano era el único capaz de eso; dejarla sin palabras. Sin impacientar más al joven, se acercó, inexpresiva y taciturna, al circulo de velas hecho por su hermano. Dipper sacó del interior de su traje color azul, el dichoso diario con una mano que llevaba el número dos en la portada. Siempre lo llevaba con el. Luego de abrirlo en una página marcada previamente comenzó a recitar un conjuro. La joven castaña reprimió una risa al no poder evitar compararlo con un esquizofrénico sufriendo un ataque.

Hasta que repentinamente todo se volvió gris. Los animales e insectos, o cualquier cosa que produjese movimiento a excepción de ellos se detuvo. El tiempo se había detenido. Una abertura con forma de triangulo se formó en lo que parecía ser la nada. Y rodeado en un fuego azul, una criatura de la misma forma se materializo frente a ellos.

Mabel miró inexpresiva la manera en la que la criatura flotaba y miraba alrededor tímidamente. Dipper sonreía con satisfacción.

-Gravity Falls... hola Dipper, hola Mabel.- El triangulo los saludo con una voz chillona que provocó una carcajada en Mabel. Pero se detuvo al ver la mirada de su gemelo.

-¿Cómo es que sabe nuestros nombres?- Le pregunto Mabel a su hermano, ignorando la presencia del demonio.

-No seas estúpida, es un demonio hecho únicamente de poder. El sabe muchas cosas. Muchísimas.- Dipper le contestó como si fuera la cosa más obvia del mundo. Frío y directo, sin remordimientos. Así era el con ella y con todos, siempre. Y aun así, Mabel creía que, muy en el fondo, el la quería.

-Tú, isósceles.- Dipper dirigió su gélida mirada al demonio.

-M... mi nombre es Will.- Le respondió. Era curioso la forma en la que un simple mortal intimidaba a un demonio tan poderoso. Aunque la verdad era que Dipper no era un simple mortal, de la misma forma en la que Will no era lo bastante poderoso en este momento.

-Como sea. ¿Puedes transformarte en humano? No quiero que la gente vea a un maldito triangulo flotando a mi lado.-

-Mi poder es aun demasiado débil. Necesito tiempo para restaurarlo.-

Reverse Falls: Dulce Maldad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora