Aún recuerdo ese día en el que conocí a mi mejor amiga, aún recuerdo ese 24 de Marzo a las 2:54 am. El día en que comenzamos a hablar, nos conocimos, hablamos y así empezamos a querernos, simplemente fue el mejor día de mi vida.
Ahora, siempre que hablamos, ya no nos importa los problemas, las enfermedades o cualquier otra cosa porque nuestra mente y nuestro corazón está en esas platicas hermosas.
A pesar de que mucha gente hablaba mal de nosotras dos, o nos molestaban, no nos importaba, sabíamos que siempre estaríamos juntas.
Luego... nuestra primera llamada, estábamos tan nerviosas que solo hablábamos de cosa obvias y muy tontas.
Poco a poco fuimos tomando más confianza a lo largo del tiempo, cada día nos queríamos más.
Empezamos a hablar por vídeo llamadas y hablar de lo que nos había pasado en el día.
En el día, pocas veces nos veíamos por ser tan tímidas, pero las pocas veces que nuestras miradas se cruzaban, eran los mejores segundos de nuestras vidas.
A pesar de que teníamos diferentes amigas y muchas veces se enojaban o se ponían celosas, tratábamos de calmarlas, claro, sin dejar de hablar una con la otra todos los días, como lo hacíamos y lo hacemos diariamente...
Los días pasaban y siempre que hablábamos descubríamos todo lo que teníamos en común, y en todo lo eramos demasiado diferentes, pero yo siempre le decía a ella, que si a las dos nos gustaba lo mismo y eramos iguales, la amistad no tendría sentido, de eso no se trata una amistad.
Ella me decía que estaba loca, pero que era bueno, porque lo normal era aburrido, y ahora que lo pienso... ella tenia razón.