Todo instante se acaba en un instante y en un instante se olvida.
Sólo Dios deja de ser un instante y pasa a ser todo, realmente todo...
Tanto que incluso, el instante, se vuelve hacia Él,
como si nada más importará en ese instante, sino, su presencia.
Amar, amar, amar, que dulce suena el verbo,
cuando sin conjugarlo... se convierte en un suspiro.
Amar, no se parece en nada a esta indignación que siento,
a esta incomodidad.
Sin embargo decido amar.
suspirar de amor... ¡vivir! de amor.
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Impulsos Del Espíritu
SpiritualMi corazón se ha dejado inundar, En pequeñas líneas lo intento expresar No hay nada, no existe nada, Mas grande que esta experiencia, Que colme mi existencia
