Capítulo 8

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Llegó el viernes, y estaba emocionadísima por el concierto. Jake estaba bastante distante y molesto desde el día en que cancelé su plan por ir, pero a penas me importaba. Si se enfadaba cuando no salía con él, era cosa suya.
Estaba en el baño, peinándome a conciencia y examinando mi conjunto por si había arrugas en la ropa, cuando me llegó un mensaje de Alex. Decía que nos encontraríamos todos delante de la academia. Terminé el último mechón, cogí el bolso con el móvil y las llaves y salí, casi corriendo, de casa. Cuando llegué, Kathy estaba allí esperando. Nos saludamos, y un coche apareció por la esquina. Allan lo conducía, con Alex de copiloto. Kathy y yo entramos en el coche, y Allan nos dió la bienvenida. Alex se giró, y pareció quedarse sin palabras momentáneamente.
-Tampoco estoy tan cambiada, ¿No? -Le dije, bromeando.
-Esque no te había visto nunca sin la ropa deportiva de hip hop. -Se excusó él.
-Admítelo, te ha dejado embobado, hermanito. -Le dijo Allan. Kathy se rió.
Alex puso los ojos en blanco, y yo también reí.
Nos pasamos el resto del camino hablando y riendo, hasta que llegamos.
Alex fue el primero en bajar, y nos fue dando las entradas mientras bajábamos. Esperamos en la cola, y cuando entramos, estaba todo petado de gente. Buscamos un sitio relativamente cercano al escenario, y esperamos ahí hasta que empezó.
El concierto fue brutal: sonaron muchas canciones chulas, y no paramos de saltar en toda la noche.
Nos fuimos al coche cuando terminó, y esa vez, Kathy se sentó de copiloto. Y Allan le dijo a Alex, en tono burlón: -Algún día, tú conducirás. Pero por ahora, no
-Eh, no te pases, que solo me llevas dos años listillo. Y con diecisiete años, los cuales cumplo el mes que viene, empezaré a practicar en la autoescuela. -Le respondió Alex, picado.
-Pues yo en dos semanas podré empezar con eso del carné, deseadme suerte. -Dijo Kathy.
-¿Y tú, Estela? -Me preguntó Allan.
-Yo de momento paso de conducir. -Le dije.
Allan paró el coche, y Kathy se bajó. Cuando hubo entrado en casa, volvió a arrancar. Me preguntó dónde vivía, le fui dando indicaciones, y me bajé.

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