El armamento antipersona de Junkrat está compuesto de un lanzagranadas que lanza proyectiles que rebotan, minas de conmoción que hacen saltar a los enemigos por los aires y cepos que los inmovilizan por completo.
HABILIDADES
LANZAGRANADAS
El lanzagranadas de Junkrat dispara granadas a gran distancia. Rebotan hasta alcanzar su destino y explotan cuando golpean al enemigo.
MINA DE CONMOCIÓN
Tras colocar unas de sus minas de conmoción caseras, Junkrat puede activarlas para dañar a los enemigos o hacerlos volar por los aires... claro que también puede acabar volándose a sí mismo.
CEPO
Junkrat lanza un cepo de metal gigantesco. Si un enemigo se acerca demasiado a la trampa, esta se cierra, lo que lo inmoviliza y le inflige daño.
CAOS TOTAL
El retorcido sentido del humor de Junkrat perdura más allá de la tumba. Al morir, suelta varias granadas listas para explotar.
RUEDA EXPLOSIVA
Junkrat pone en marcha una rueda bomba motorizada que puede pasar por encima de paredes y obstáculos, y la envía a través del campo de batalla. La puede detonar por control remoto para infligir daño a los enemigos atrapados en la explosión o dejar que explote por sí sola.
BIOGRAFÍA
Nombre real: Jamison Fawkes, Edad: 25
Ocupación: Anarquista, ladrón, demoledor, mercenario, cazatesoros
Base de operaciones: Junkertown, Australia (anteriormente)
Afiliación: Junkers (anteriormente)
«¡Es un día perfecto para desatar el caos!».
Junkrat es un fanático de los explosivos que disfruta con el caos y la destrucción.
El ataque al núcleo de fusión del omnium australiano alteró para siempre el paisaje de los Páramos. Tras la detonación, el área quedó transformada en un yermo estéril e irradiado, lleno de escombros y de los fragmentos retorcidos de la instalación destruida. Era prácticamente imposible vivir allí.
Pero algunos sobrevivieron. Se hacían llamar Junkers. Escarbaron entre los restos del omnium y formaron una sociedad despiadada y sin ley a su sombra. Junkrat era uno de ellos: sobrevivía a base de recuperar metal y otros componentes de entre las ruinas. Como tantos otros, quedó afectado por la radiación. Ese toque de locura lo convirtió en el individuo ideal para manejar explosivos peligrosos, una afición que se convirtió en obsesión.
Se hizo notar cuando descubrió un secreto de gran valor entre las ruinas del omnium. Aunque pocos sabían qué había encontrado exactamente, lo persiguieron cazarrecompensas, bandas y oportunistas allá adonde fuera, hasta que hizo un trato con el matón junker Roadhog, que aceptó de mala gana ser su guardaespaldas personal a cambio de la mitad del botín.
Ahora, con Roadhog a su lado, Junkrat se ha ido de los Páramos y ha emprendido una oleada de crímenes a escala internacional. A su paso no queda más que caos y destrucción.