Ansiedad

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Cada palabra que me decía era algo mágico, cada buenos días, buenas noches o un simple hola era lo que causaba mis sonrisas, contaba los días y las horas para poder vernos. Ya no me importaba el resto, el era lo que me hacía bien y a quien quería conmigo. Se notaba un mínimo cambio en mí. Ian solo había llegado para cambiar mi vida, si no la de mi mamá, se la veía menos preocupada porque me veía bien, obviamente ella no sabía la razón.

Sentía que podía confiar con el, en el poco tiempo que lo conozco le conté algunos de mis problemas, solo algunos,en ellos no estaban incluidos los problemas que había tenido con las cortaduras y mis problemas alimenticios, tenía miedo de que se aleje por ello, o que me trate como me trataba el resto, de alguna u otra forma lo iba a saber.

Hablar con el se había vuelto "adictivo" algo así como un vicio, las horas se me pasaban volando, siempre teníamos un tema de conversación sea la más mínima tontería. Lucía no me creía cuando le decía que lo quería cada día un poco más, ella decía que era muy pronto y que con el paso del tiempo me iba a dar cuenta de las cosas, para mí no era así.

De alguna forma nos queríamos, yo lo estaba segura de que a él también le encantaba hablar conmigo. Cualquiera podía hacerme reír pero solo una persona podía completar mi felicidad. Hablando con Ian me podía expresar, me sentía especial y única.

Mi mamá notaba mi cambio se había dado cuenta que había salido adelante y fue ahí cuando me pregunto "¿Gen, que fue lo que paso?¿Porque volvió esa Genna de un día para otro? No necesito respuestas, con que seas vos otra vez soy la más feliz del mundo"

Nada me llenaba más el alma, ella estaba feliz, y yo igual, nunca nada había estado tan bien en mi vida, nunca había sentido tanta felicidad junta. Me daba miedo que sea un sueño o una ilusión. Ah y solo faltaban 1 día y 16 hs para verlo.

Un cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora