Querida America:
Te amo.
De verdad, no se como lo has hecho pero has conseguido que te ame más que a mi propia vida. Y es que.... Desde pequeño.... Desde pequeño siempre me han hecho creer que el amor era como una enfermedad, efímera y dolorosa. Pero entonces llegaste tu a mi vida y la pusiste patas arriba, me hiciste sentir sentir emociones que para mi era inimaginables y convertiste mi vida en algo mejor. Me convertiste en un hombre mejor.
Y se que ahora mismo estamos distanciados por miles de Kilómetros pero.... Necesito pedirte algo mi pequeña América. Algo muy sencillo, algo que por lo menos a mi me llenara de felicidad. Y es que... Necesito pedirte que la próxima vez que nos veamos tu larga y sedosa melena pelirroja se encuentre recogido en un desordenado peinado que te enmarque el rostro, que lleves puesto un delicado y pomposo vestido blanco que caiga con gracia sobre tu cuerpo, unos guantes de seda hasta los codos, pero sobre todo necesito que te cases conmigo.
Te amo. Maxon.
- Vaya- me sobresalto la dulce voz de Maxon- Voy a tener que decirles a los del servicio de correos que se den más prisa entregando las cartas- concluyo mientras me miraba con sus alegres ojos azules y me sonreía travieso.
Alegre corrí hasta sus brazos deseosa de volver a sentir su calor, el sabor acanelado de sus labios, el regular sonido de su corazón contra mi pecho.
- Entonces... ¿Me harías el hombre más feliz del mundo casándote conmigo?- me susurro al oido.
- Sí. Claro que sí quiero Maxon- Susurre antes de volver a fundirnos en un apasionado beso