Día uno. Comienzo de la tortura.

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Hoy llegué por primera vez a la residencia Margarette Rose, y ¿cómo describirla? Cómo el infierno, todo comenzó a las ocho de la mañana...

Flashback.

Caminaba por el pasillo de la residencia, buscando mi habitación y rezando para que ninguna pija engreída fuera mi compañera. Habitación 156, en grande y en dorado. Suspiré profundamente e introduje la llave. Una larga cabellera rubia y unas piernas bronceadas adornadas con unas medias blancas aparecieron de frente, la chica se giró y ahí estaba, con las facciones bien marcadas y definidas, una pequeña nariz, unos grandes ojos azules, me tocó con la guapa y seguro la creída. Tiré la bolsa al suelo y suspiré con vergüenza. Cuando levanto la vista estaba delante mía con una sonrisa perlada.

-Soy Chloe-me abrazó, vaya que no era cariñosa.

-Yo soy Sara Collins, tu compañera al parecer-dije torciendo la boca y ella frunció el ceño.

-¿No te alegras de ser mi compañera? Tranquila, esta noche me vas a amar-con ese comentario me dejó descolocada- voy a traer a mi mejor amigo, es muy guapo, ya verás-me dio un codazo picaresco y siguió limpiando al ritmo de Blurred Lines.

La que me esperaba, doy lo que sea por que es una animadora, sólo hay que ver su cuerpo y sus movimientos y yo una simple y disciplinada bailarina de ballet, ¿cómo acabé en esta escuela de danza sin tener idea de como mover mi cuerpo sin ninguna técnica? No sé, pero sólo espero que esto no me dificulte la licenciatura en lengua inglesa. Me tumbé en cama y comencé los estiramientos de los pies, ella me miró extrañada.

-¿Ballet?-se sentó en la cama, yo me erguí y seguí con los estiramientos.

-Exacto, desde los 4 años, lo voy a pasar mal, pero quiero aprender, ¿llevas mucho aquí?-le pregunté y ella negó con la cabeza.

-Dos meses, yo era como tu, y ahora hasta sé hacer twerk, ¿te enseño?-dijo levantándose de cama y poniéndose en posición, yo me tapé los ojos sorprendida.

-No, guarda tus dotes para una fiesta-le dije con una falsa sonrisa.

-Vale, mañana te lo demuestro-me guiñó un ojo y siguió a lo suyo.

Yo me levanté y cogí mi bolsa, miré las puertas que había al lo largo de la pared en la que estaba mi cama, supuse que era mi armario. Fui colocando estratégicamente la ropa por función y colores. Cuando terminé cogí la otra, la de los zapatos y accesorios. Cuando terminé miré contenta el resultado. Me giré y estaba mi compañera en sujetador, me volví a girar y ella se rió.

-Te vas a cansar de ver tetas en esta escuela, no digo nada-dijo divertida colocándose una camiseta floja por encima del ombligo-tenemos clase de jazz-dijo ella mirando como iba vestida, y razón tenía para hacerlo, iba con unos vaqueros y una camisa de cuadros.

Abrí la puerta en donde está la ropa de baile y me coloqué una camiseta floja y un culotte negro, luego cogí las zapatillas de baile y me las coloqué, miré a mi compañera mientras me hacia una coleta alta, ella cogió su bolsa y yo hice lo mismo, ya había traído una preparada.

Caminaba por los pasillos mirando a chicas ir de un lado al otro y mi compañera miraba feliz a todas mientras la saludaban. De un momento a otro me encontraba sola caminando por la academia, tratando de encontrar el aula, siguiéndome por las señales que te guiaban a todas las modalidades, desde aerobic hasta zumba, había recorrido toda la academia, estaban por orden alfabético, pero la jota yo no la vi por ningún sitio.

Cuando por fin la encontré llegaba 10 minutos tarde, buena imagen, si señor. Peté en la puerta y abrí, dejando ver una clase llena de chicas de mi edad, que me miraban sorprendidas, mi compañera de habitación me miró con pena, la mayoría con una sonrisa de burla.

-Buenos días Sara, ¿te perdiste?-preguntó mi compañera detrás mía.

-Si, gracias por preguntar-dije de mala gana haciendo los estiramientos.

-Lo siento, realmente lo siento, yo no quería dejarte sola, pero me entretuve hablando y tu te fuiste-dijo ella con cara inocente.

-Collins, levántese, llegas tarde, sin estiramientos, ya se arrepentirá luego de las agujetas-dijo la profesora.

Y así estuve tres horas, clase tras clase, y ahora me esperaban otras tres horas de estudio por internet. Corrí a los vestuarios para coger la mejor de las duchas. Al entrar dejé mi bolso, saqué las dos toallas y las dejé en mi taquilla, hice lo mismo con la ropa que me pondría después, una camiseta de tirantes, vaqueros de tiro alto y unas vans. Me desvestí mientras iban entrando todas mis compañeras, charlando entre ellas, mirándome y cotilleando, fui hasta la ducha arrinconada en la cual había una pared que incomunicaba con las demás. Me enjaboné el cuerpo mientras lo examinaba, mi cuerpo esquelético, sin ningún pelo encima, todo lo que importaba en mi familia era el físico y la imagen. Terminé de asearme y me paseé en el pasillo libre para llegar a mi taquilla, me sequé y me vestí.

Llegué a la habitación y encendí el ordenador, historia clásica, literatura y alemán, esas son mis asignaturas de hoy. Pasó el tiempo y mi compañera no llegaba, terminé de estudiar y seguía sin entrar, me empezaba a poner nerviosa, las 6 de la tarde, ¿dónde estaba? Fui al baño arreglarme un momento el pelo y escuché la puerta abrirse. Miré y venía Chloe acompañada de un chico alto y pelo rizo.

-Hola-dijo ella con una sonrisa en la cara y en un susurro.

-Hola-dije yo mirando al chico que traía, ojos verdes y pelo rizo, además de unos labios gruesos y nariz ancha.

-El es mi amigo Harry- dijo señalando al chico, una gran cantidad de masajes se apreciaron en cuanto se movió.

-Yo soy Sara Collins, encantada-le sonreí y el hizo el mismo gesto.

-Bueno, vamos a sentarnos-dijo Chloe y yo me tiré en mi cama.

-Estoy muerta, llevo un día de perros-dije tensando las rodillas y sentí una risa a mi lado, ahí estaba el desconocido, en mi cama.

-¿Qué se supone que eres?-preguntó mirándome y Chloe le pegó.

-Harry, te dije que no tuvieras prejuicios-susurró mi compañera y el chico bufó.

-He intentado no hacerlo, pero sólo hay que verla para ver lo mal que lo va a pasar-este se olvidaba de que yo lo estaba escuchando todo.

-No tiene por que, eres un tonto Styles-dijo Chloe echándose en la cama y el se le echó encima.

-Yo te quiero y lo sabes, y tu-me miró con desprecio arriba y abajo-ya nos conoceremos.

Me giré para no ver la escena que estos dos montaban, no sé que se cree este tío, pero no me traga, y a este paso, yo tampoco le voy a tragar a el. Después de estar escuchando risotadas por todas partes, se escucha como alguien pera en la puerta, yo me iba a levantar pero Harry me lo impidió.

-Seguro que es Niall, no quiero que le abras la puerta y se vaya, déjame a mi-me empujo a la cama, vale, esto era el colmo.

-¿Qué es esto? ¿Un prostíbulo? Pues no, es nuestra habitación, de Chloe y mía, así que si me sale de aquí-señale mi entrepierna-ir a abrir la puerta voy, ¿quedo claro? Y si se asusta que achante, que nadie le mandó asustarte de una chica normal y corriente-me levanté y me fui, pero no sin antes escuchar a el estúpido ese decir "tu compañera da miedo". Gilipollas.

Caminaba por el recinto, mirando como eran las demás chicas, punks, hippies, pijas, hipsters, sencillas, formales, de todo menos una yo, como siempre ha pasado en mi vida, soy una inadaptada.

Fin del Flashback

Es que Natalie, te juro que le voy a arrancar los pelos poco a poco a ese hombre, no lo puedo ver ni a un kilómetro, me da asco, me repugna, y sé como me dirías tu, "eso es que el chico es guapo, te gusta tanto que te lo comiste con la mirada y ahora tienes dolor de barriga", pero es que no lo conoces, ¿quién se cree el para juzgarme? Nadie, el no es nadie, sólo es un chulo engreído que como tiene a dos babosas lamiéndole el culo inexistente que tiene pues claro, ya es mejor que yo. Te necesito Natalie, ojalá estuvieras aquí.

Con mucho amor.

Sara Collins, 10/09/2013

Diario De Una InadaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora