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C A P I T U L O S E I S

Vi como Justin se disculpó con Scooter, que todavía cree que él tenía razón, pero se equivoca por llamarlo de nombres tan odiosas. Me di cuenta que Scooter hacía un gesto con la mano hacia mí y sacudía la cabeza, debe haberme pedido disculpas.

Justin se sentó a mi lado, colocando su mano tranquila en mi muslo.

-Está bien, siéntense, siéntense- el conductor de la reunión habló a Scooter alto y claro.

-Te he traído esta noche para discutir la próxima gira mundial de Justin. Ahora bien, no sólo vamos a estar tomando la gira en marzo, también estaremos dando inicio a unos pocos proyectos.

Mi mente se volvió borrosa una vez que Justin besó mi cuello y comenzó a frotar entre mis piernas.

Le pellizqué el muslo y se alejó rápidamente, chocando con el codo en la mesa en el proceso. Un ruido sordo resonó en la sala de reuniones, causando a Scooter cortar su corto discurso y mirar en nuestra dirección, junto con todos los demás en la habitación.

Scooter se aclaró la garganta:

-¿Estáis prestando atención?.

-Sí, estábamos hablando de la caridad- no estoy segura de cómo lo sabía porque yo no estaba prestando atención a él, acabo de escuchar la palabra caridad antes de que Scooter nos hablara.

-Muy bien, de todos modos...

Mi concentración se rompió de nuevo cuando la mano de Justin se deslizó dentro de mis pantalones de chándal y frotando suavemente sobre mis bragas de encaje negro. Puse mi mano en su muslo, pero en lugar de pellizcarle como la última vez, le apreté, llena de placer, sin poder decirle que se detenga.

La peligrosidad de esta situación la hizo Justin aún más hormonal. La creciente erección en sus pantalones vaqueros pitillo ajustados como sus dos dedos lentamente deslizandose bajo mi ropa interior y luego entrar en mi cuerpo.

Me mordí el labio para evitar gemir su nombre, y jadeando ruidosamente. Miré hacia él para ver con los ojos fijos atentamente en moto con una sonrisa satisfecha en su rostro mientras sus dedos trabajaban dentro de mi cuerpo.

Los dos dedos que había elegido para colocar dentro de mí me daban una sensación increíble cada vez que los movía. Sus dedos se cerraron en el interior de mi cuerpo, llegando a una zona sensible, no podía soportarlo más.

-¿Puedo retirarme?- suspiré profundamente, notando todas las miradas confusas.

La cabeza de Justin se volvió lentamente hacia mí y tirando de sus falanges de mi cuerpo. Él arqueó una ceja, dándome una sonrisa dulce.

-Uh, supongo.- Scooter respondió lentamente, tan confundido como el resto.

-¡Gracias!- mi silla raspó en el suelo, dejando a Justin con una sonrisa de éxito.