Estaba cierto chico un día atravesando un bosque, como hacia todos los días para llegar a la escuela, esa mañana mientras caminaba observo a una niña jugando sola. La miro por unos momentos y luego siguió su camino.
Al regresar de la escuela por el mismo lugar, volvió a verla jugar sola, se acercó a ella tratando de saber el porqué.
-porque juegas sola? Acaso no tienes amigos?- le pregunto.
La niña de verdes ojos y dorados cabellos, solo se limitó a alejarse cada vez que el chico se acercaba.
-bueno si no quieres hablarme está bien- el chico resignado se fue a su casa, aunque no pudo olvidar lo que sucedió.
Toda la semana volvió a verla, siempre sola, así que se atrevió a hablarle, conociéndose mejor.
Al principio ella era tímida y no hablaba mucho, pero con el tiempo, le tomo mucha confianza. Llegaron a ser los mejores amigos.
Se reunían a jugar, después de la escuela y siempre en el interior del bosque. Le encantaban las flores y hasta hacer las suyas de papel para adornar un poco el lugar. Ella siempre le exigió, para que pudieran ser amigos, que nunca le diga a nadie nada sobre a donde iba ni hiciera alguna pregunta sobre ella.
Así pasaron las semanas hasta que, un viernes no volvió a verla, al igual que todo el fin de semana.
Al día siguiente, ya lunes, se apresuró a adentrarse en el bosque con la esperanza de verla otra vez, pero no fue así.
Pregunto a todo mundo en su colegio si conocían una niña que siempre jugaba en el bosque, pero todos contestaron lo mismo.
-Nadie juega en ese bosque desde aquel día- se sorprendió al saber lo que ocurrió en ese mismo bosque hace mucho tiempo.
“Hubo una vez una niña a quien le encantaba jugar en el bosque, sus padres eran botánicos por lo que ella era muy amante de la naturaleza, en especial de las flores, le fascinaban sus colores y formas.
No tenía amigos, todos creían que ella era muy extraña y no querían jugar con ella.
Una tarde, según cuentan los más viejos, ella jugaba en el bosque en la sima de un árbol como todos los días, mas sin embargo se cae de este y muere.
Luego de aquella tragedia, sus padres se mudaron y no se supo más nada de ellos.
Muchos afirmaban haber visto a una niña jugar en el bosque, decían que se trataba del alma de Milagros, esperando a alguien con quien Jugar y ya no más sentirse sola”.
Al oír esto, el chico corrió hacia el interior del bosque, se detuvo en seco sorprendiéndose de lo que vio.
Una flor dorada como el sol, resaltando de entre toda la maleza, y una nota junto a esta.
“Gracias por ser mi amigo”.

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Relatos De Un Mundo Perdido
РазноеUna serie de historias basadas en sueños y hecho reales con un toque fantastico.