No lo volví a ver por lo menos en un año, porque ahora es una súper-estrella-arrodíllate-y-bésame-mi-puto-trasero-blanco. Su cara está en todas partes, en cada revista, en cada diario, en las noticias, en la televisión. Lo peor después de que él saliera corriendo de mi casa fue que a los meses lo veía todas las semanas en televisión y nunca, NUNCA lo he podido olvidar.
Es que... ¿cómo? Si yo... yo me enamoré de él. Estoy perdida, ¡perdida! Han pasado tres años, por favor, dioses, ¡lo quiero olvidar! Eros maldito desgraciado que osaste lanzarme una de tus putas flechas.
Bueno, saliendo de mi "narración" nada dramática. Qué lindo es el sarcasmo ¡Dios! Pues es una fría tarde de invierno en Londres, y lo mejor que puedo hacer es vagar por estas condenadamente frías calles para llegar a un maldito Starbucks. Que dios se apiade, necesito un cappuccino con urgencia.
Abrí la puerta de vidrio rápidamente para poder llegar al calor del recinto, pero como soy la »persona-con-más-suerte-del-mundo« choqué patéticamente con un grupo de chicos riendo que venían saliendo también rápidamente del café, y como yo tengo tanto equilibrio caí al piso causando un terremoto con mi enorme y gordo trasero. Bufé y levanté la mirada.
-Oh, mierda- es que ¿en serio? ¿Están de broma? Tierra, apiádate de mí y trágame ahora, por favor.
-_____-susurró tomando mi mano, ayudándome a levantar. Bajé mi cabeza.
-Harold- solté su mano rápidamente y me alejé dos pasos. Los chicos que venían con él estaban, uhm, no sé cómo describirlo, ¿sorprendidos? Quizás, y también mudos. Genial, sip, definitivamente soy la persona con más suerte en el mundo. Ya, sinceramente rockeas las calles de UK, _____.
Fueron unos segundos malditamente largos de silencio hasta que un chico rubio habló.
-Hazza, te esperaremos en el auto.- sonrió y se alejó con los demás integrantes de One Direction... ¡Yupi!
-¿Hazza?- lo miré encarnando una ceja- Creí que odiabas que te llamaran así-sus verdosos ojos que en ocasiones se vuelven algo turquesas, como ahora, quemaron fuertemente mis ojos chocolatosos, tantas emociones pasaron por ellos, sorpresa, culpa, tristeza, rabia, dolor, e incluso amor y felicidad. Sí, claro – Ahora, si me permites, me congelo.- Traté de rodearlo para poder pasar al abrigo del interior de Starbucks pero él detuvo mi paso.
-Y yo recuerdo que te dije, hace algún tiempo ya, que odiaba que me llamaran Harold.-Ahora él encarnó una ceja. Bufé.
-Odias que tus amigos te llamen Harold. ¿Me equivoco, HAROLD?- Pronuncié su nombre con innecesaria irritación. Su cara no tenía precio, jamás borraré esta imagen, se siente tan bien hacerlo sentir mal.
Lo rodeé, ya que parecía una estatua, y me adentré a comprar mi cappuccino. El olor a café y panquesitos recién orneados abrieron mi apetito ferozmente. Me aproximé a la caja para pedir y largarme a mi departamento.
-Hola, me das un cappuccino, por favor, con dos panquesitos de chocolate.- Sonreí amablemente. Pero la cajera estaba embobada mirando a no sé quién detrás mío. No era necesario girarme, sus ojos se clavaban como agujas por todo mi cuerpo, además su presencia es inconfundible.
-En-enseguida se los doy.-miró la caja registradora sin saber qué hacer-¿Para servir o llevar?- habló rápidamente por el orangután detrás de mí que le tenía los nervios de punta.
-Para llevar- su voz ronca y grave hizo que la cajera soltara un suspiro casi imperceptible, casi.
-S-son 23 libras- me sonrió amablemente y comencé a buscar mi dinero cuando la misma voz ronca y grave habló.
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Rock Me...
Fanfiction¿Creías que te podrías olvidar de él? Pues trata de reconsiderar un posible encuentro con tu primer todo. -Te amo... -Esto es sólo por placer. -No te voy a extrañar. -Ya no nos conocemos en la cama, Gatita. -Te he extrañado demasiado. -Ya nada es co...