Un adiós a un decadente

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Son mil y una caídas
en esta noche incandescente
en la que leo impaciente
todo lo que me decías.

Harta de tantas mentiras
resolví ponerme en pié,
un color carmín pinté
en mis oscuras poesías.

Sin quererlo, o queriendo
llegué hasta tu balcón
con el cielo aún lloviendo

Y dejé a mi imaginación,
como ya venía haciendo,
escribir a mi pasión.

Ninguna lágrima ha caído
de mi ojo purpurina
tu pérdida ya no margina
mi corazón, ahora perdido.

Lo único que ahora yo siento
es la triste necesidad
de extrañarte una vez más
aunque sea por un momento.

Bajo tu mundo mi mano
te dedica otra poesía
de mi nuevo escribano

La última decir querría,
pero ya no prometo en vano
al monstruo que en ti dormía.

Dibujo de Fukari

Pócimas e ConxurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora