Desde mi cielo

692 74 12
                                    

Los personajes de Bleach pertenecen a Tite Kubo.

Historia inspirada en la canción "Desde mi cielo" de Mago de Oz.

Advertencias: Contiene OoC . AU.

_______________________________

Esta historia es como pago de una apuesta que perdí en el grupo "Mis fics Ichiruki" en Facebook.

_________________________________

DESDE MI CIELO

.

.

Un joven de cabellera naranja, ojos avellana y que vestía un uniforme de soldado en tono marrón, estaba de pie frente a la cama que era ocupada por una mujer de cabello corto y negro. Por la ventana se podía apreciar diminutos copos de nieve caer.

La chica se enroscó entre las sábanas, pues había frío.

—Ichigo. —susurró con tristeza y unas lágrimas se escaparon de sus parpados cerrados.

Él estiró la mano para acariciarla y limpiar sus lágrimas, pero la detuvo a escasos centímetros de ella. Luego la dejó caer.

—Rukia, lo siento. —murmuró con tristeza.

Él había prometido a su alma protegerla de todo dolor, cuidarla, amarla y estar con ella por siempre. Y no había podido cumplir su promesa.

Y no porque no hubiera querido, sino porque las circunstancias así lo quisieron. El silencio reinaba en la habitación y la calma en su corazón.

—Tengo que decirte adiós. —susurró con pesar. —Es hora de irme.

Ella se removió inquieta.

—Ichigo. —volvió a susurrar con dolor.

Ella había sufrido tanto por su culpa. Muchas veces la vio llorar en un rincón de la habitación, ahogando las lágrimas para no compartir su tristeza con su hijo. Muchas veces la vio hundirse en la soledad y tristeza.

Ahora sólo quería verla sonreír una vez más. Él no podía consolarla, ni estrecharla entre sus brazos y decirle que todo estaría bien, ahora sólo le quedaba dejarla avanzar, dejarla vivir su vida.

La chica se volteó hacia él y después de removerse un poco, abrió los ojos.

Ichigo sonrió, amaba esos ojos.

.

.

.

Ichigo trabajaba en la hacienda de los Kuchiki. Tenía quince años, pero su familia pasaba por una mala situación económica y tuvo que ayudarlos en corta edad.

Fue una tarde cuando la vio. Él había cortado varios troncos que utilizarían para renovar los linderos del terreno, pero había cargado más piezas de los que podía llevar, todo por querer mostrarse más fuerte que sus compañeros.

Avanzó unos pasos trastrabillando, y como era de esperarse, terminó soltando toda la madera.

Maldijo en voz alta y luego se agachó para recoger los trozos de madera, cuando tomó el primero, vio a otra mano tomarlo.

Él alzó la vista y entonces descubrió un par de maravillosos ojos violetas que lo miraban fijamente.

—Debes ser más cuidadoso. —sugirió la chica frente a él, entregándole la madera. Él se irguió sin salir de su asombro.

Desde mi cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora