01

46 17 4
                                    

Abrí mis ojos y la luz de una lámpara me golpeó fuertemente, obligándome a cerrarlos y haciendo que mi ceño se frunza como si hubiera comido un caramelo ácido.

—Carter —susurré mientras me arropaba con las sabanas —, recuérdame no beber más alcohol por el resto de mi vida.

Escuche un quejido un tanto peculiar, pero le reste importancia.

—Lo que digas, linda —una voz masculina, y totalmente desconocida para mí, se hizo escuchar en la habitación.

Di un salto y salí lo más rápido que pude de la cama cayendo espectacularmente al suelo. Al duro y frío suelo.

—Ouch —me quejé —, mi tobillo.

—Shhh —el extraño vociferó mientras se removía como un gusano entre las sabanas azules de, la que supongo es, su cama —. Veo que eres de las ruidosas, cariño —se frotó los ojos, para después abrirlos y esbozar una sonrisa ladeada —. Tranquila, los vecinos no están por las noches —dijo mientras se recostaba sobre su codo.

—¿Pero qué rayos? —grite enfadada —. ¿Quién eres tú? ¿Qué hago aquí? ¿Dónde estoy? ¿Por qué...? —no me dejó terminar ya que se levanto rápidamente, me tomo de los hombros y plantó un beso en mis labios.

Quede totalmente anonadada ante su acción. Mi cara era, seguramente, el más grande de los poemas de la historia.

Vi como el desconocido, alias "el ladrón de besos" se encaminaba a, lo que parecía ser, la cocina.

—¿Quieres café? —preguntó mientras sacaba la cafetera y una bolsa de pan molde.

No respondí.

¿Pero qué diablos le pasaba? ¿Era esta acaso un tipo de jugarreta? ¿Es este algún nuevo tipo de programa de bromas? ¿"Pon a una chica turista en la apartamento de un extraño y no le digas ni su nombre", o algo así?

Esto me pasa por hacerle caso a Carter.

"Vamos a un club" "No nos pasará nada" "Dubai es muy seguro" "Estarás..."

—¿Te quedarás callada el resto de la mañana, dulzura? —cuestionó él en tono burlesco —. Ayer no parabas de decir mi nombre... —comentó libidinosamente.

—Serás idiota —espeté enfadada —. Si vas a decir algo, que sea algo útil, ¿sí? —divisé mi bolso tirado en el piso y fui directo a recogerlo —. Algo como, dónde estoy, quién eres, o si conoces a Carter —voy y tomo mis tacones negros, los cuales combinaban con mi, ahora desaliñado, vestido.

—Bien, veamos —se dio la vuelta dejando la sartén que había estado usando —. Estás en Dubai —enumeró con sus dedos —, mi nombre es Isaac, aunque es raro que no lo recuerdes, ayer no parabas de...

—Repetirlo, lo sé —espeté fastidiada por su insistencia —. ¿Podrías continuar?

—Vaya, qué gruñona —dijo mientras se recargaba sobre el mesón de mármol blanco —. Ayer estabas más cariñosa —sonrío con suspicacia.

—Ayer, ayer, ayer —repetí ya cansada —. No sé si te diste cuenta, pero no recuerdo absolutamente nada de ayer. Así que si eres tan amable, ¿me podrías decir lo que sucedió? —froté mi cara con ambas manos —. Porque estoy noventa y nueve por ciento segura de que Carter me abandonó, me perdí en una ciudad desconocida y, para colmo, me acosté con un desconocido que se pasea en bóxer por un apartamento con ventanales de vidrio que dan directo a la... —vi que se acercaba nuevamente a mí y reaccioné alarmada —. ¡Ni se te ocurra volver a besarme! —exclamé con enfado.

—¡Hey! Tranquila —levanto los brazos en signo de paz —. ¿Estás así por tu novio? ¿El tal Carter es tu novio? Mira, ayer no pasó nada más que unos simples besos, además estabas muy ebria, así que supongo que no cuentan como engaño. De todos modos, yo sé lo explicaré si quieres. Solo cálmate, ¿sí?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 21, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Black DressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora