Capítulo único

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Luego de una extensa jornada de trabajo, cualquiera esperaría ser bienvenido con el tranquilo ambiente de su hogar y Seungcheol no era la excepción a la regla. Ansioso por llegar a su habitación y descansar un poco, se adentró por medio de los pasillos con el claro pensamiento de recostarse, considerando incluso la idea de una siesta hasta que escuchó un sospechoso ruido.

Un ruido que conocía bastante bien.

La puerta de su habitación estaba ligeramente abierta y siendo un curioso por naturaleza, no se pudo resistir a mirar lo que había dentro de su habitación, olvidando inclusive lo cansado que estaba en esos momentos.

— Ah...

Los sentidos de Seungcheol se nublaron. Pudo notar como su cuerpo reaccionaba con el sólo hecho de escuchar la melodiosa voz de Jeonghan retumbar en las paredes de aquella habitación, gimiendo mientras este se masturbaba, disfrutando de la soledad que creía tener a pesar de ahora tener un espectador que estaba más que dispuesto a interrumpir aquella excitante escena.

Con las piernas separadas podía ver claramente como Jeonghan recorría su propio miembro con una de sus manos, temblando y jadeando ocasionalmente mientras arqueaba con suavidad su espalda. Sus labios entreabiertos y su cabello cubrían parte de su rostro pero ese detalle no le quitaba lo erótico a esa instancia. Seungcheol tragó saliva, mordiendo su labio inferior hasta que escuchó su nombre impreso en los gemidos del chico de cabellos largos.

Estaba determinado a intervenir cuando notó que sus pantalones se sentían más apretados de lo normal pero su cuerpo se paralizó al preciar cómo el vocal cambiaba su posición, exponiendo su cuerpo completamente desnudo más que antes. Con el rostro casi sumergido en las almohadas y sus piernas separadas, el de cabellos largos continuó masturbándose, pasando inclusive a jugar con su propia entrada al delinearla con sus dedos mientras parecía fantasear con el líder del grupo, quien no se atrevía a salir de su escondite.

Seungcheol ya no podía aguantarlo más a esas alturas. Había estado agotado y lo único que había anhelado era descansar al llegar a casa, pero encontrarse con esa grata sorpresa definitivamente había cambiado sus planes y había recuperado las energías que creía perdidas. Sigilosamente empujó la puerta y poco a poco se fue adentrando en la habitación mientras que, con la misma cautela, se quitaba la playera para dejarla caer al suelo estando a tan sólo un par de pasos de distancia del vocalista.

Su respiración era irregular y el hecho de escuchar a Jeonghan, quien no parecía percatarse de su presencia aún, le causaba más estragos. Sus manos, reaccionando más rápido que sus propios pensamientos, se acercaron al tentador cuerpo del menor y cuando éstas acariciaron los glúteos ajenos, el tiempo pareció detenerse. Aprovechándose de esa instancia, el rapero se posicionó detrás del otro, pegando su torso con la espalda impropia.

— ¿S-Seungcheol? —Preguntó jadeante el pelilargo, alzando un poco su rostro para observar quien era la persona que le había sorprendido en tal acto.

— Te estás divirtiendo sin mí, por lo que veo —Comentó Seungcheol cuando sus manos subieron y bajaron por los costados de su pareja, delineando esa figura que tanto adoraba y que, en esos momentos, tanto le calentaba—. Me halaga, pero no deberías Jeonghannie... Su voz se tornó más profunda a medida que su rostro iba bajando por la espalda del otro, repartiendo besos por la línea que dibujaba su columna. 

Aquella pizca de vergüenza que había invadido a Jeonghan al ser descubierto había desaparecido debido a la sensación de los besos que repartía el líder del grupo. Se permitió acercarse más al torso ajeno, notando como su piel se erizaba de solo rozar su espalda con el firme abdomen del más grande en edad. Suspiraba ante sus caricias, por cómo sus besos desde su columna  poco a poco se fueron desviando hasta llegar a sus hombros, los cuales el vocalista advirtió cómo eran marcados entre succiones y una que otra mordida. 

Bienvenida | JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora