El viento movía su cabello, el sol iluminaba su rostro, sus ojos brillaban al apreciar lo que veía todo por lo que se había luchado con desesperación y esfuerzo se estaba cumpliendo, familiares y amigos reunidos, el reencuentro estaba cerca, todos esperando la llegada, nada más se podía pedir, nada más se podía esperar, todo era perfecto, se escuchó el abrir de las compuertas, a lo lejos se escuchaba su voz, una pequeña lagrima callo por su mejía, lentamente iba contra el suelo, un enorme suspiro, al el poder verla sobre esa plataforma no pudo contener las ganas de tenerla entre sus brazos de nuevo, de volver a escuchar su voz llamándolo; en ese momento solo recordaban aquel día en que tuvieron que separarse, ese último abrazo, ese último beso, y ese –Juntos por siempre- que ella dijo mientras el subía a ese tren…
