Capítulo 2: Me ponen a prueba

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Una semana después recibí un par de mensajes y llamadas de Mike pidiéndome si podía encontrarme con el mismísimo William Parker, un muy reconocido contador en el país, que gustaba mucho del sexo fácil y de ir a fiestas cada fin de semana, sin pensarlo dos veces accedí, ya que esperaba con muchas ansias conseguir el trabajo,
-- Bueno lindura tendrás que encontrarte mañana a las 23:00 en el prostíbulo con el señor Parker habitación 4, hazlo gozar una muy linda noche, no me defraudes.- Dijo Mike dando como finalizada la llamada.
Al otro día me desperté, desayune, regresé a mi cama y me quedé pensando en todo lo que podía pasar en la noche y si podría darle una grande satisfacción a Parker, me quedé tanto tiempo pensando que perdí su noción, al ver el reloj vi que eran las 19:00 y que sólo tendría 4 horas para ponerme sexy para William, busque un traje de enfermera que había comprado meses  atrás en una lencería y lo guardé en el bolso que llevaría para cambiarme allí, me puse un vestido corto, apretado, de color negro que dejaba ver perfectamente cada curva de mi cuerpo, luego me maquille algo natural y finalmente me peine dejándome el pelo suelto y lacio. Siendo las 22:00 me tomé un taxi y me dirigí hacia el lugar, me puse mi disfraz de enfermera y esperé al señor Parker en la habitación. Después de media hora de esperarlo por fin había llegado, estaba vestido con camisa y corbata, demasiado formal diría yo, pero eso no le quitaba lo atractivo que era
-- Que esperas, empecemos ahora.- dijo el hombre un poco desesperado
Se tiró en la cama mientras empezaba a desnudarse quedando completamente sin una prenda de vestir, yo lo seguí y me puse encima de él mientras me quitaba el traje de enfermera, el sostén y las bragas color negra que llevaba puestas ese día, ahí comenzó la acción. Empezó a abrirme las piernas lo más abiertas posibles y colocó su miembro flácido en mi vagina, era tan grande que cada vez que me lo metía sentía un inmenso placer, tanto que no podía dejar de gemir, lo hicimos de todas las posiciones posibles por dos horas y media, luego, al terminarse William se despidió amablemente con una cara satisfactoria, lo cual me ponía muy bien ya que no defraudaría a Mike.
Al día siguiente Mike me contó que William estaba muy satisfecho con mi trabajo, y ya que había recibido una buena crítica del contador, Mike me aceptó como su empleada
--¡Felicidades lindura!, al parecer no eres sólo estética, también eres muy buena en la cama.- dijo Mike con una pequeña sonrisa
-- Gracias Mike, no sabes lo mucho que me alegra haber conseguido este empleo.- le contesté

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