Parte 1. Un mes después.

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Ya vivía con ese hombre, era un miserable, no se merece llamarse hombre. ¿Quién paga para casarse con una chica 30 años más joven? Eso es despreciable, es asqueroso. Me exige respeto aunque él no me respeta. Apenas unas semanas con Ozan en su casa y mi vida ya es un infierno. Éste vive junto a sus otras dos esposas: Aylin y Havva, ellas eran amables y muy leales a Ozan, cosa que yo no quería ni sería. Ellas ya llevan años con él, por tanto, le respetan por temor ya que nadie sabe qué hará si alguna no cumplese sus ordenes, él es muy estricto y tiene unas normas muy definidas en casa que únicamente le favorecen a él.

Después de la boda, ya nada me asustaba o me sorprendía ya que no podría existir un día peor que aquél, sólo uno que lo iguale.
(Flashback) "La ceremonia iba bien, no me sentía agusto, no quería estar allí ni que todo eso ocurrese, deseaba que todo fuera una pesadilla y despertarme al lado de mi madre, aunque tampoco me pasaba nada malo, Ozan estaba siendo bastante amable conmigo, y yo pasé el día al lado de mi pequeña hermana a la que sabía que dejaría de ver en cuanto ese día acabase. En el banquete nadie me felicitó, sólo a él por claras razones, aunque si lo hubiesen hecho hubiese sido incluso peor todo. Cuando terminó la boda llegamos a su casa y yo temblaba, sabía lo que me pasaría y me daba miedo. Él sonreía cuando las lágrimas comenzaban a recorrer mis mejillas haciendo que el maquillaje llenase toda mi cara. Me arrancó el vestido y me tiró a su cama, él se puso encima de mí mientras yo intentaba salir de ahí y él agarró mis manos con fuerza. Lloré y grité pero Ozan no paraba, cada vez era peor, un dolor indescriptible se apoderó de mi cuerpo, a eso se le sumó la impotencia de no poder escapar, el asco y el miedo. Él estaba disfrutando y yo antes de que aquéllo terminase ya estaba inconsciente aunque al día siguiente supe que no paró cuando yo me desmallé sino que continuó hasta que él se sintió satisfecho." (Fin del flashback).

Aun no lo olvido, es algo que nunca borraré de mi mente. Cuando ya me hizo suya, me prometió dejarme descansar un tiempo y no me volverá a usar en aquel sucio acto, ojalá nunca vuelva a suceder. En la casa, yo estaba a cargo de sus hijos Yusuf, un niño de 2 años y Evren una niña de 7. También estaba Zehra, pero ella ya tenía 22 años, es decir, la hija de mi "marido" es mayor que yo. Yo no quería que ese monstruo me embarazase pero a él eso no le importaba, tenía dinero para mantenerlos y a mí para cuidarlos, además Ozan busca placer en eso, no le importa lo que sintamos nosotras. No quería tener un hijo suyo en mi vientre, dudo que llegase a quererlo como de verdad se quiere a un hijo, sería fruto de una relación de odio y temor, no quiero tener que pasar a eso. Odiaría darle descendencia a alguien como él.

Ozan acababa de llegar y le saludamos agachando la cabeza como de costumbre y Aylin sirvió la cena para todos.

-Bahar -me miró frío- creo que ya es hora de que dejes de estudiar, las mujeres no sirven para eso, sino para cuidar de la casa.

-¡No! ¡Tú no me quitarás lo único que queda en mi vida que consigue hacerme feliz! -Dije alterada- ¡Además las mujeres estamos capacitadas para estudiar, somos iguales a los hombres! -Estaba muy enfadada y murmuré- Tú eres quien no sirve para eso.

Se levantó y se acercó a mí gritando: "tú no eres quién para decirme lo que debo y lo que no debo hacer". Mi ojo terminó morado después de que su puño golpeara con fuerza a éste y yo corrí hacia mi habitación, él me siguió y dijo furioso:

-¿No entiendes? Eres mía, te compré. Me perteneces. Tú debes hacer lo que yo digo y sin reproches. Si no lo haces, la próxima vez podría ser incluso peor. Empieza a medir tus palabras Bahar.

Aquélla noche me encerró en mi habitación, sin agua ni comida y al día siguiente golpeé la puerta y lloré pidiendo que me dejase salir pero no lo hizo me dejó allí como "castigo" por contradecir lo que dijo. Quería dejarme claro que era él quien mandaba en aquella casa y que yo no era nadie, era sólo un objeto más de su posesión pero yo no cedí nunca ante Ozan, siempre fui fuerte. Sabía que si lograba dominarme jamás conseguiría lo que quiero, salir de aquella cárcel es lo que más deseaba.

Sentía una soga en mi cuello una que, en cuanto diera un paso en falso acabaría conmigo. Era algo producto de la desesperación, no muchos comprenden lo que es ser tratado como una posesión y no como un humano. No todos saben lo que es pasar hambre y sed, lo que es vivir cautiva en lo que debería ser un hogar para ti, no conocen la desesperación de ser arrancada de tu familia para vivir de forma inhumana, donde tu vida no vale nada. Era tan grande el miedo, tan fuerte la angustia.

Empecé a tener mucha hambre y no aguantaba la sed. Mi garganta parecía un desierto, ya había pasado un día entero y aun no abría mi puerta. Ignoraban mis llantos y suplicas, ignoraban mi existencia. Se suponía que me daría una buena vida dijo mi padre, pues ojalá nunca llegue a ser mala porque entonces la muerte sería quien me abriría la puerta del cubículo en el que estaba encerrada. Mi cabeza parecía una bomba que pronto explotaría, mi pulso cada vez aumentaba más hasta que todo a mi alrededor se quedó negro, poco a poco las manchas de claridad que veía desaparecieron por completo y mis ojos se cerraron a la vez que mi cuerpo sin fuerza cayó al suelo por el cansancio, el hambre, la sed y la desesperación en la que me encontraba en ese momento.

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⏰ Última actualización: Jul 02, 2016 ⏰

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