Extra. [Cap 51 2.0]

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Sofía no estaba segura de lo que estaba haciendo. No creía que Rubén fuera capaz de plantarse en su casa así porque sí.

Sin previo aviso, como todo en su relación.

Hacía una semana de que se habían reconciliado y la chica no había hecho más que desearlo de todas las maneras posibles. Querer tocarlo, besarlo, sentirlo y ahora, los separaban las escaleras que llegaban hasta su piso y una puerta. Sentía que temblaba y que no era capaz de controlar sus piernas, llegando a hacer estúpidos monólogos en un intento fallido de calmarse. De pronto, el timbre sonó y su mente quedó en blanco, un zoológico pasó por su estómago y sus manos sudaban a más no poder.

Se oyó otra vez el timbre y una voz pronunciando su nombre.

Esta vez si fue capaz de levantarse del sofá y sin saber como y cuando, estaba delante de la puerta. Miró por la mirilla y su corazón parecía que quería salir de su pecho. No podía más, o lo hacía ya o se quedaría así toda la tarde.

Abrió la puerta lentamente, sin querer levantar la mirada, encontrándose con unas zapatillas negras desgastadas. Le costó tragar saliva, y no hablemos de que en cualquier momento arrancaria el pomo de la puerta de la fuerza.

-¿Sofía?

»Jodeeeer.«

-Eh, ¿estás bien?-Rubén colocó su mano en el hombro de la chica- Mírame.

Y sin pensarlo más, levantó la mirada hacia él, clavándolos en sus pardos ojos, quedándose con cada milímetro de su cara.

-Sofía, estas temblando, creo que deberías...

Y sin esperar más se abalanzó hacia él, rodeando su cuello con sus brazos y hundiendo su cara en su pecho. No creía que le tuviera delante, que le estuviera tocando, que él la estuviera abrazando y que acabara de besar su cabeza. No creía que pudiera enamorarse tanto de una persona.

-Ya está... Ya está...

-Lo siento, estaba de los nervios- Se intentó separar de él pero volvió atraerla hacia su pecho- Llevamos un rato en el rellano, seguro que hay vecinos mirando.

-Es que nadie me ha invitado a entrar todavía- Susurró contra el oído de esta.

-¿Quiere usted pasar a mi humilde morada?

El chico soltó una (adorable) risita y asintió, siguiendo a su rubia amiga.

Mentiría si dijera que se había calmado un poco tras el encuentro, tras separarse y poder verle mejor empezó a derretirse. Y es que en los videos ya pudo contemplar lo atractivo que era, pero en persona
... En persona ese adjetivo se quedaba corto.

-¿Estás bien?- Preguntó en chico parado delante de la puerta.

-Sí... Ando un poco empanada hoy- Se excusó mientras esbozaba una sonrisa.

Entró en su apartamento seguida de Rubius y Mike se frotó en su piernas, como siempre que hacía el felino cuando entraba alguien en el piso desconocido para él.

-¿Ese es Mike?- Se agachó para poder contemplar mejor al gato- ¿Sabes que tu dueña tiene muy mal gusto para los nombres?

-Habló el señor que le puso a su gato el nombre de una pelota- Sofía rodó los ojos-¿Quieres tomar algo?

-Si tienes cerveza no te voy a decir que no-Le guiñó un ojo a la rubia, aumentando claramente sus nervios-. Sofía, en serio, no te voy a comer. O sea, si tú quieres te como pero...

-Idiota- Decidió dejar la conversación ahí, o acabaría dándole un algo allí mismo. De repente sintió una calor horrible.

Cogió dos cervezas de su nevera, a ella tampoco le vendría más un poco de alcohol para relajarse y soltarse. Fue hacia el salón, donde supuso que se encontraría Rubén. Justo antes de entrar tomó aire, iba a ser una tarde muy larga.

-Tú gato es la hostia-Comentó tras verla-. Parece un perro.

-Lo sé, esta confuso con su identidad-Se sentó de lado en el sofá teniéndole la cerveza, mirando con una sonrisa a su precioso gato-. Pero es mi perro-gato, ¿a que sí, cosita?

El felino se estremeció ante sus caricias, adoraba a aquel animal.

-Mis dos gatos son mazo vagos, o sea, es increible.

-Pues como el dueño- Rió, la cerveza estaba surgiendo efecto en ella.

-Pues es triste, pero sí- Inclinó la botella hacia sus labios, tomando un largo sorbo de esta-. Está cerveza en tu casa sabe mejor.

-La esencia Sofía es lo que tiene-es vez fue ella la que le guiñó el ojo, consiguiendo una sonrisa que no supo descifrar del castaño.

Se quedaron unos minutos en silencio, minutos que parecieron convertirse en horas. Sofía quiso dar su vida para saber en que pensaba aquel chico que, sin esperarlo, había conseguido hacerse un hueco en su organismo. De repente, la voz del chico hizo acto de presencia en la estancia.

-¿En qué piensas?-Cuestionó, leyéndole la mente.

-En lo nuestro- Se sinceró-. No sé, sigo sin creerme que estés aquí, delante mía.

-Yo tampoco esperaba verte, al menos tan pronto-La miró, haciendo que conteniera un suspiro-. Pero me alegro mucho de estar aquí.

-Y yo de que lo estés.

La tensión se hizo presente, ¿ahora que harían? En Instagram había quedado claro que existía una atracción sexual entre ellos, pero, ¿era eso lo que querían? Rubén pareció estar pensando lo mismo, pues atrapó entre sus dientes su labio inferior, dándole una imagen increíblemente sexy.

Le quería, lo tenía claro, quería todo y nada con él, ir despacio y rápido a la vez. Aún sin saber si él sentía lo mismo por ella. Una decepción la hundió, seguramente él no estaba interesado en lo que ella pensaba.

-¿Y tú?-Llamó la atención del chico-. ¿En qué piensas?

-¿Te gusto?-La chica se atragantó con la bebida-. Siento ser tan directo, pero contigo me sale así. O sea... No sé- Rió nervioso.

-Sí- Le salió un hilo de voz, sin dar crédito a la conversación-, no te lo niego...

El chico sonrió, aliviado al saber que sus sentimientos eran correspondidos, y sin esperar que ella diera aquel paso que estaba a punto de dar, la besó. Dos extraños que sabían casi todo uno del otro, extraños tocándose, besándose, sintiéndose. No podían pedir más, lo habían esperado tanto que ante aquel contacto Sofía sentía que combulsionaba, que se derretía entre los brazos de Rubén, le quería tanto que dolía. Le dolía que aquel hombre se hubiese ocultado para llegar a ella, le había hecho tanto daño... Pero ahí lo tenía, besándola como nunca antes lo habían hecho.

-Me gustas Sofía, desde la primera vez que hablé contigo- Susurró rozando los labios de esta-. Soy un cursi subnormal que casi nunca dice la cosas a la cara, pero aquí me tienes, diciéndote que me has enamorao'.

Y tras esa declaración, volvieron a besarse, a ser uno solo, y en eso se convirtió la noche, en una llena de clichés; siendo felices.

Fake account » Rubius.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora