Capítulo 4

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Cambió de dirección. Y se movió para andar con paso majestuoso silenciosamente hacia el borde del bosque, escondiéndose en las sombras.

Destiny conservaba suficiente de sus sentidos en su mente, como para saber que debía estar asustando a Sarah. Pero la bestia en él estaba enfurecida por aquel macho tocando a su hembra, su mujer, extendiéndose entre la espesura de los árboles que los rodeaban y no podía hacer nada por controlar su extraño comportamiento. Su lujuria fermentándose, su necesidad de una compañera lo había debilitado. Había hecho de él un esclavo de sus más básicos instintos.

Él necesitaba reclamarla.

Cuando su cuerpo se deslizó contra el suyo, el deseo llameó entre ambos, y ella fue tan consciente de ello como él. Su olor dulce y salvaje, llenó su cabeza, inundándolo. Hizo todo lo que pudo para no arrastrarla bajo él sobre el suelo del bosque y tomar lo que sabía era suyo por derecho. Estaba cerca de enloquecer y dejarse ir. Deleitarse en su salvaje naturaleza.

La mirada ardiente de él se fijó en su boca.

Suéltame. Sarah cuadró los hombros, dejando que su voz surgiera fría e imperiosa para ocultar las otras emociones que se agolpaban en su interior.

Ahora mismo.

Mírame a los ojos y dímelo, Sarah.

No.

Hazlo. Sus manos la apretaron de modo amenazador.

Su mirada fija la quemaba, hipnotizándola.

Sarah obedeció. Cielo santo, era guapísimo. Tan alto y tan hermoso que la boca se le hacía agua.

Suéltame.

Él inhaló aire bruscamente.

Nena. No puedo. Respondió Destiny, pero Sarah no tuvo tiempo de regodearse por haber conseguido enfurecerle antes de que él la atrajera hacia sí y la besara.

¡Maldito fuera!, pero sabía muy bien cómo besar a una chica. Sus labios eran increíbles. Suaves y duros al mismo tiempo, calientes, exigentes e increíblemente pecaminosos cuando se movían sobre los de ella

Su lengua rozando la comisura de sus labios, unas veces halagando y otras demandando para que ella los separase. El calor húmedo de su boca y su lengua se hizo más potente y ella se abrió para él, permitiéndole rápidamente saborear más profundamente.

Los dedos largos, ágiles se alzaron, enmarcando su rostro. Sus pulgares se acercaron a la comisura de su boca, forzándola a abrirla más. Su lengua se deslizó a través de la de ella, contra el paladar de su boca, a través de sus labios, no dejando ningún resquicio inexplorado. El aliento de él fluyó en sus pulmones, calentándola, quemándola. Él se tragó su aliento a cambio, sorbiéndolo de ella así como sorbía de sus labios.

Su beso se endureció, castigándola. Devastándola.

Sus brazos eran ahora una férrea muralla alrededor de ella, las manos de él se convirtieron en puños a su espalda para atraerla más cerca. Su cuerpo estaba fundido con el de él, su erección presionaba contra su vientre, sus piernas eran duras y firmes como troncos de árbol, haciéndola sentirse frágil y atrapada.

El calor húmedo de su boca se traspasó a la de ella, manteniendo su boca muy abierta con su lengua y sus dientes. Ella podía sentir el leve pellizco de sus colmillos y sintió un fuerte latido, profundo. Su corazón corrió a toda velocidad. Lo deseaba, más de lo que alguna vez había deseado a cualquier otro hombre.

Era un sentimiento de lo más extraño. Fuera de control. Irracional. Completamente ajeno a ella.

Él era demasiado tentador. Sus manos se movieron para abrazarlo firmemente y acercándolo a ella. Su lengua encontró la de él, deslizándose en su boca. El empuje de sus lenguas cobró un ritmo inmediato, primitivo.

Sarah gimió, sintiéndose ardiente y mojada entre las piernas. Destiny olio la necesidad en ella y resbalando una pierna entre las suyas empezó a golpear contra su sexo con una aspereza deliciosa.

Móntame. Gruñó. Él no esperó que ella obedeciera. Sus manos cogieron sus caderas, sus dedos agarraron sus nalgas y la movió hacia él.

Sarah se quedó sin aliento y gimió nuevamente. Su lengua continuaba en su boca, sus dientes la rasparon y ella los exploró. Sus colmillos eran largos y afilados. Ella lamió un colmillo y fue malvadamente placentero para ella oírlo gemir en respuesta.

Ella lanzó su pelvis contra él, ansiosa por el placer exquisito que él le proporcionaba. Su cuerpo movía y presionaba contra el de ella. El latido de su corazón debía ser lo bastante fuerte como para que él lo oyera, estaba segura. Sus alientos jadeaban el uno en la boca del otro, ambos henchidos con el sabor y el perfume de los dos.

Podía saborear a Sarah en sus labios. La olía en su piel. Ella cabalgaba encima de el, lento ajustándose a su tamaño, sus gemidos lo volvía más salvaje, había soñado con ella todas las noches después de observarla hasta que se durmiera yo regresaba a mi apartamento enloquecido de deseo, pero no quería otra hembra que no fuera ella mi Sarah.

Destiny apretó su cintura con fuerza, bombeando. Ardió. Transpiró. El busco sus labios se fundieron en un beso ardiente. Su sabor era tan dulce que como el caramelo. El olor de su jabón, su champú, y la humedad de su vagina se habían entremezclado en un perfume exótico e intoxicante. Se habría ahogado feliz en ese perfume maravilloso. Su pequeña y deliciosa vagina golpeando contra su erección con cada movimiento. Gimió, echando hacia atrás la cabeza, levantando sus caderas para llenarla de mas placer, ella lo premio con más suaves gemidos.

No había querido joderla como un animal, el animal que en él vivía, profundamente en su interior. Pero todo se le salió de las manos cuando vio que otro macho la tocaba.

Él lamió sus labios y la saboreó. La tumbo de espalda y la monto con más fuerza. Hundió sus dientes en ella sin lastimarla. Ella lo tomo del pelo y le dio una suave mordida en el cuello. Eso lo llevo al límite. Sus gruñidos iban en aumento. Con un estremecimiento y un fuerte gruñido se corrió, su semilla la lleno completamente. El clímax de ambos fue intenso, robándoles el aliento, y duró un largo, largo tiempo.

Nuevas Especies DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora