Mayo

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Lo utilizo para sujetar mis bolas 

Martes 4 de mayo 

08:10 Me sentí un poco mal cuando desperté. Soñé que mi padre se había dejado crecer una barba al estilo Fidel Castro, más no era una barba de verdad, era Angus aferrado a su barbilla.

La Asamblea, matemáticas, física... no hay ninguna parte del día que valga la pena ser vivida hoy.

16:30 En casa, agotada de tanto reír. Mis costillas me están doliendo. Y Delgada me escogió para ser supervisora de vestuario el próximo trimestre. Eso fue un castigo, pero no me importó. Valió la pena.

Bueno... esto es lo que pasó. Fue durante la clase doble de física y esa fue una de aquellas tardes en que tú no consigues parar de reír y te sientes medio histérica. Durante la mayor parte de la clase yo estaba gritando, "Jawol, Herr Kommandant!" y golpeando con los talones cada vez que Herr Kamyer preguntaba si nosotras habíamos entendido la explicación. Estábamos estudiando la estructura molecular de los átomos y la forma en que vibran.

Herr Kamyer estaba ilustrando la clase con la ayuda de algunas bolas de billar y un trapo de cocina que estaba encima de su escritorio. De cualquier forma, aquello me estaba haciendo reír, entonces, decidí levantar la mano porque pensé que sería una buena broma. Lo hice con el dedo estirado hacia el frente, como en el caso de una persona que resbala en medio de la calle. Cuando Herr Kamyer me dio permiso para preguntar, yo dije:

— Herr Kamyer, ¿el trapo de cocina qué parte de la estructura molecular representa?

Fue cuando Herr Kamyer cometió un error fatal. Él respondió: — Ah... No, yo uso el trapo de cocina para sujetar mis bolas... Se originó un pandemónium. Yo no conseguía parar de reír.

Sabes como cuando tú necesitas parar, dejar de reír si no vas a tener graves problemas, ¿pero aun así, no lo consigues? Bueno, eso fue lo que sucedió. Tuve que ser prácticamente llevada hasta la oficina de Delgada. Cuando aún estaba en el pasillo hice todo lo posible para controlarme y pensaba que lo estaba consiguiendo cuando llamé a la puerta ella me ordenó entrar.

En mi mente, pensaba: por favor, por favor, que no me pregunte nada de eso. Simplemente olvídalo. Por favor, habla de otra cosa, no me pregunte nada de eso. Por favor, por favor.

Delgada temblaba como gelatina.

— Georgia, ¿puedes decirme cuál es la gracia en el experimento de Herr Kamyer sobre la vibración de los átomos?

Yo lo intenté. Dios sabe como lo intenté.

— Bueno, Srta. Simpson, es solo que él utilizó un trapo de cocina... utilizó un trapo de cocina...

— ¿Sí?

— Uso un trapo de cocina para... sujetar sus bolas. – Y ahí comenzó todo de nuevo.

Mi gato Angus, mi primer novio y el estorbo de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora