Samantha

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Estás gritando, sola, en tu cuarto. Las paredes no hablan, nadie te oye, y tu garganta arde.

Necesitas formular frases completas que alguien sea capaz de comprender.

Necesitas verte bien, sonreír y serle útil a los demás.

Necesitas hacer un millar de tareas que todos pretenden que hagas bien y a tiempo.

Necesitas un montón de mierda para que todos sean felices, menos tú.

Estás cansada y necesitas ayuda. Pero nadie oye, nadie acudió para darte una mano.

Así que gritas, jalas de tu cabello y haces lo que puedes para no buscar la hoja de afeitar que dejara marcas en tu piel nuevamente.

No eres perfecta, haces muchas cosas mal, pero a nadie le importa, nadie lo recuerda. Todos piensan en ti como la chica que cumplirá con cada pequeña responsabilidad. No importa que llores, blasfemes y estés cansada. No importa cuánto necesitas un trago, un cigarro y un maldito abrazo que no acabe en la proximidad.

Solo estallaste y nadie oyó el desastre. Y nadie lo notará mañana, cuando seques tus lágrimas y la cuchara fría deshinche tus parpados cansados.

Nadie lo notará, porque seguirás siendo la chica perfección. Porque nadie quiere ver la realidad.

Nota: Gracias por leer.

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