Capítulo 7

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Una vez que se adentraron los menores a la habitación, allí notaron a la perfección que se encontraba el bellísimo hermano mayor: Hashirama. Atado de pies y manos a la cama, con una mordaza en la boca para que no pudiera emitir ni un solo sonido. 
Cada uno observó al mayor con una mirada distinta. Madara lo hacía con una llena de placer, por poco babeando por tener a Hashirama de esa manera. Tobirama mantenía un semblante sereno, pero no era igual a los de siempre porque este demostraba una pequeña lujuria en su mirar y en su sonrisa. Por último, Izuna, quien sonreía como un completo psicópata. 

—Pido ir primero con él —dijo Izuna, quien de pronto fue detenido por un toque en el hombro proveniente de la mano de Tobirama. 
—Alto —dijo Tobirama—, dejemos que Madara sea el primero —musitó y luego soltó un suspiro para proceder—. Él tuvo la idea de hacer todo esto. 

Madara, quien al escuchar lo que dijo Tobirama, no pudo evitar mostrar una gran sonrisa. Iba a ser el primero en tener el lujo de estar con Hashirama. 
El menor de los Uchiha soltó un bufido de molestia y se alejó, retirándose junto a Tobirama una vez que vieron las primeras reacciones de Hashirama. El moreno comenzaba a reaccionar y rápidamente entró en pánico al saber que no podía moverse, mucho menos hablar. 

El Uchiha comenzó a acercarse a paso lento, subiéndose encima del moreno para poder destaparle la boca. 

—¿¡M-Madara!? ¿¡Qué sucede!? ¿¡Por qué estoy así!? ¿¡Dónde estoy!? —Hashirama lanzó la serie de preguntas mientras trataba de asimilar donde estaba. 
—No tengas miedo, Hashirama —dijo Madara con un tono de voz inocente, aunque sus intenciones eran otras. 
—¡Madara! ¡Si esto es una especie de broma, te aseguro que no es para nada graciosa! —vociferó Hashirama con más nerviosismo.
—¿Broma? ¿En verdad crees que esto es una broma? —preguntó el Uchiha acercando su rostro aún más al rostro del moreno, esbozando una sonrisa maliciosa para esa, notando como el Senju se sorprendía y luchaba por zafarse—. Yo creo que es el mejor sueño de mi vida. Comencemos.


(...)


Hashirama se encontraba con los pantalones y su interior abajo, en sus tobillos, dejando su virilidad al aire. La misma ya se encontraba con una notoria erección gracia al trato que recibió por la boca del menor. Estaba perlada por la saliva ajena. El moreno trataba de regular la respiración y asimilar todo mientras veía como Madara se retiraba cada prenda hasta quedar completamente desnudo. 

De forma lenta, el Uchiha se subió encima de la pelvis del moreno, frotando sus glúteos contra el miembro viril del ajeno.

—M-Madara... —musitó Hashirama con su voz agitada. 
—Lo que siempre soñé —comentó el Uchiha metiendo dos de sus dedos en la boca ajena—. Lámelos. Necesito que estén bien impregnados de tu saliva —dijo con un tono inocente.

Hashirama sabía que lo que estaban haciendo no era para nada inocente. 
No pudo replicar ante esas palabras, mucho menos ante las acciones del menor, así que de forma obediente comenzó a lamer los dos dedos que se adentraban en su boca. Su lengua se paseó entre ambos, asegurándose de dejarlos completamente llenos de su saliva. 
Una vez que hizo bien su trabajo, el Uchiha retiró los dedos de la boca del mayor y los llevó a su propia entrada. Lentamente, adentró los mismos en su propio interior, soltando un gemido alto y agudo, asegurándose de que Hashirama lo escuchara. 

El moreno no sabía que pensar ante lo sucedido, se mantuvo callado, pero al mismo tiempo asombrado. 
No sabía por qué, pero acorde a lo que veía que realizaba el pelinegro, él se dedicaba a preguntarle que estaba a punto de hacer. Era obvio lo que iba a pasar, sin embargo, no quería asimilarlo.

En el momento en que el Uchiha se sintió listo, llevó su mano hacia el miembro de Hashirama y lo guio a su entrada, donde allí alzó un poco la cadera para apuntar el glande ajeno a su entrada. Comenzó a bajar lentamente, permitiendo que el miembro ajeno lo penetrara. Soltó un gran gemido mientras cerró con fuerza sus ojos, y sin previo aviso se metió de golpe el resto del miembro del moreno, provocando que ese también gimiera. 

—¡M-Madara! —exclamó Hashirama el nombre del menor en medio de un gemido ahogado.

El Uchiha por poco enloqueció al escuchar eso, incluso esbozó una gran sonrisa al concentrarse en lo maravilloso que se sentía unirse en cuerpo con Hashirama. No iba a negar que tenía un poco de dolor por lo que realizó, pero aun así lo aguantó y comenzó a moverse, montando al mayor.

—¡Hashirama, se siente tan bien! —exclamó Madara entre gemidos mientras movía sus caderas de arriba hacia abajo. Todavía con sus ojos cerrados para concentrarse en el placer. 

Dolía como mil infiernos el hecho de tener su primera vez de esta manera, pero lo necesitaba. Desde hace mucho tiempo veía imaginando que Hashirama sería la primera persona que lo tomaría. 
Una vez que el dolor se disipó en su mayoría, Madara comenzó a moverse más rápido, provocando que su propia virilidad, la cual ya estaba erecta, diera pequeños brincos. Acorde a como se movía, se aseguraba que Hashirama rozara una y otra vez su próstata. 
Los gemidos eran audibles, pero trataba que ninguno fuese más allá de lo necesario.

Hashirama cerraba fuertemente sus ojos, trataba de no correrse, pero era imposible. En especial cuando Madara se inclinó para besarlo en los labios con pasión. El Senju trató de hablar, pero no lo logró. Se dejó llevar brevemente por el momento, permitiendo que el Uchiha ahogara los gemidos en el beso mientras se seguía moviendo.
En un momento, ambos se dejaron caer en el clímax. El mayor llenando por completo el interior del menor, mientras que el Uchiha se corría manchando su propio vientre y el adverso. 

—Hashirama... —llamó el menor con la respiración agitada, observando como el Senju también estaba en un estado desastroso, solo que ese poseía lágrimas. Sabía por qué. 
—¿Por qué, Madara? —preguntó Hashirama.
—Por qué te amo

Onii YuukaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora