- Te amo, ¿sabías? –dijo tiernamente.
- Igual yo –sonreí, mientras él
acercaba sus labios a los míos y…
Tomé el despertador molesta y le di
un pequeño golpe para que dejara de
sonar.
- ¿Sabes que acabas de arruinar un
gran sueño? –miré la hora que éste
marcaba y entré en pánico- ¡Dios
mío! ¡las 6:45! ¡¡llegaré tarde!!.
Me levanté corriendo a la ducha, me
di un rápido baño, incluso aproveché
y me cepillé los dientes ahí dentro, al
salir comencé a vestirme a la
velocidad de la luz, a éste paso
podría llamarme Rayo McQueen, me
puse la falda con rapidez y en un
movimiento torpe, mi pie chocó con
el closet, para ser específica, me
golpee el dedo meñique.
- ¡Maldición!.
- ¿Así empiezas las mañanas, _______?
–dijo mi madre, riéndose por el golpe
que me había dado en el dedo
meñique, pero claro, cómo ella no
está sintiendo mi dolor se ríe.
- No dirías lo mismo si fuera tu dedo
–La fulminé con la mirada.
- Claro, claro –Se burló- Yo siendo tú,
me vestiría rápido que vas tarde.
- Eso hago, pero éste closet me ha
dado la bendición del día y pues –
miré el closet, cómo si éste pudiera
sentir que lo estaba matando con la
mirada.
- Cómo sea –me interrumpió-,
apúrate, te empacaré el desayuno…
¿Sabes qué? mejor te daré dinero
para que desayunes en la escuela.
- Vale –terminé de abrocharme la
Camisa.
Al cabo de 3 minutos ya me había
vestido, metido mis libros, celular, mi
ticket para el metro y dinero para el
almuerzo en mi bolso, cómo no tenía
que maquillarme, bajé rápidamente
las escaleras y ésta también quiso
darme una bendición, puesto tropecé,
por suerte no me caí.
- ¿Ya te vas? –preguntó mi padre,
mientras leía el periódico
tranquilamente en el sofá.
- Sí papá, voy tarde, hasta el
almuerzo –Me despedí, mientras salía
por la puerta- O, espera, _______ ¡Las
llaves!, que inteligente eres, ¿cómo
ibas a entrar?, ¿por la ventana? –me
volteé y vi a mi mamá parada en la
puerta, riéndose, con mis llaves entre
sus dedos-
- Eres muy predecible, ¿sabías? –besó
mi mejilla y me entregó las llaves.
Una vez con la llaves en mis manos,
Caminé rápido hasta la entrada de la
residencia, ó, ¿mencioné que vivo en
una linda residencia?, pues lo hago,
no es inmensa, tiene en total seis
casas y un lindo parque.
Llegando a la entrada de la
residencia saludé sonriente al
vigilante el cual me devolvió la
sonrisa.
- ¿Vas tarde, no? –Me abrió la reja.
- Sí, y mucho, hasta luego Señor Pérez
–Me despedí sonriendo.
Una vez afuera de la residencia,
comencé a acelerar el paso, de
repente recordé algo.
- La ceremonia –Dije en voz baja.
¿Cómo pude olvidarme de ella? y es
que a las alturas de ir en 10mo año,
la ceremonia no es algo importante,
quiero decir ¿para qué escuchar el
típico discurso del director? “Buenos
días alumnos, bla bla bla, espero que
tengan un buen año con buenas
calificaciones, bla bla bla, no dañen
las mesas, bla bla bla, retírense a
sus salones”. Ya llevo 2 años
escuchando lo mismo, ¿para qué un
tercero?.