Orgullo Colmilludo| Chica Vampiro •PAUSADA•

Castigo del mundo vampiro.

Daisy
Y como ya notaron, me quedé en ese examen. Todo giraba alrededor de mí y eso me hacía estar mareada: Max con sus indecisiones de amor hacia mí, Lucía con su obsesión a mi gente, Marylin siendo una maldita... y Mirco, Mirco con su confesión. Aún la tenía en mente y me parecía peculiar.

Porque los vampiros no nos andamos con rodeos, nosotros somos directos. Yo te amo, y eso no lo va a cambiar nada ni nadie.

Intenté explicarle pero no quería hacerme caso, no podía dejar que eso pasara porque yo amaba a Max. Yo lo había amado desde hace mucho. Pero cuando me terminó yo... yo pensé. No cambié de idea pero me dijeron cosas que debía considerar. Cosas que eran necesarias...

Si tu lo amaras no te resisitirías a morderlo. Siendo vampiro quieres que lo tuyo tenga tu marca y probar tus cosas, las que contienen sangre es una de las cosas qur mejor puedes hacer.

Yo no sentía eso con Max, quería morderlo más que nada pero tenía control, acaso ¿eso significa que no lo amaba?

—A eso se resume todo—Le dije a mi habitación vacía en la casa de la familia que me recibió en el vampimundo.

—¿Qué has dicho, querida?—La selora de la casa entró y me encontró viendo mis manos, un gesto que en ambos mundos era tristeza.

—Estoy enamorada...

—... ugh, ya no me cuentes. Sé que amas a un mortal y que no lo quieres cambiar.

—¿Entonces no lo amo?

—¿Cómo dices?

—Al ser vampiro, el morder es el primer símbolo de amar a alguien, el desenfreno y descontrol le agarran la mano a ese deseo.—La miré, deseando poder llorar mis penas—Yo tengo las ganas pero no el desencontrolado deseo.

—Estás equivocada, no..-

—¿Eso quiere decir que sí amo a Max y que solo divago?

—No, eso quiere decir que tal vez no estás viendo en la dirección correcta, pequeña vampira. Tal vez no es directamente él a quien amas.

—No entiendo.

—Siéntate, te contaré una historia.