Odiosos.

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Para ellos, la culpa de sus continuos fracasos en la vida la tiene la sociedad; la sociedad es mala y crea prejuicios contra ellos, la sociedad les obliga a estudiar y a trabajar para vivir, la sociedad castiga la droga y las peleas... también hay que comprender a este trío, la sociedad está totalmente en su contra; la sociedad se ceba con ellos y con su forma de ser. Que irónico...

A la salida de la discoteca se tumban sobre el capó de su coche, abollándolo ligeramente, y se ponen a mirar al cielo; están tan borrachos que se ríen solos y confunden la luna con el sol.

Están tan frustrados por no haber podido entrarle a ninguna tía que deciden contratar los servicios de una prostituta. Ella al menos, por dinero se dejará hacer; el dinero no les es problema, llevan de sobra para pagarla.

Pablo, busca con su teléfono varias páginas relacionadas con el tema y consigue contratar a una prostituta que puede llegar a donde están en menos de 5 minutos. Ellos ya se estaban haciendo fantasías sobre cómo sería la cosa.

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Llegó la prostituta y condujeron hasta un pequeño bosque a las afueras de la ciudad, al pie de monte.

Condujeron borrachos, y si les hubiesen mandado hacer la prueba de alcoholemia, seguramente el etilómetro hubiese reventado. Por fortuna, no había tráfico apenas (por increíble que pareciese) y no tuvieron reparo por conducir atravesando ambos carriles cada dos por tres. La prostituta, Karen, temía por su vida. Ella solo se prostituía para poder pagarse la carrera, sus únicos ingresos consistían en lo que obtenía de prostituirse. Su vida, según ella, era una basura.

Finalmente, llegaron al bosquecillo; el primero en aprovecharse de ella fue Álvaro. Este la estuvo denigrando mientras se desfogaba con ella; ella callaba en silencio, pues no la pagaban por quejarse y si se quejaba seguramente ese trío de desgraciados la pegasen, y ella estaba sola en un descampado con esos tres confiando solo en su buena voluntad.

El segundo fue Marcos; este fue para Karen una condena. Marcos era un baboso en todos los sentidos, y además, su escasa higiene corporal no ayudaba en nada.

El último fue Pablo, quien tras desfogarse con ella la obligó a imitar a un perrito y a ladrar a condición para darla el dinero.

Karen era una mujer fuerte y contuvo sus ganas de estrangularlos uno a uno, pero desde lo más profundo les deseó lo peor.

Desechos SocialesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora