Ya de vuelta al coche ellos seguían borrachos perdidos, pero el camino de vuelta a la ciudad era largo, así que por no quedarse en el bosque muerta del asco accedió irse con ellos en el coche. Ella se sentó en el asiento del copiloto, y conducía Marcos.
Iban a 150 km/h por la autovía y esta vez sí que pasaba algún coche. Por lo menos no hacían cambios bruscos de carril.
La fatalidad llega cuando menos te lo esperas. Marcos estaba tocándole los pechos a Karen y los otros dos desgraciados de atrás estaban riéndose como energúmenos. Marcos perdió el control del coche por completo debido a su falta de fuerza y de coordinación, efecto de la cogorza que llevaba encima. El volante seguía girado e iban directos contra el hito en vértice que había justo delante de ellos.
Y la fatalidad llegó.
Karen se quitó el cinturón de seguridad como pudo, y salió del coche accidentado; era un milagro que siguiese viva e ilesa. El coche había quedado hecho un acordeón pues el choque había sucedido a una velocidad de vértigo.
Le echó un vistazo a lo que quedaba de Marcos, Pablo y Álvaro; no llevaban el cinturón de seguridad y ahora, debido al golpe habían quedado totalmente irreconocibles. Ellos no tuvieron tanta suerte como la tuvo Karen.
Karen le echó un vistazo al coche, o lo que quedaba de él y llamó a emergencias con su teléfono. Tras esto, escupió al coche y riéndose y dando gracias por su increíble fortuna se tumbó en el asfalto a la espera de la llegada de los servicios de emergencia.