Espero que hayas seguido con tu vida y con tu canto, que siempre me subía el ánimo cuando me veías mal, y te agradezco por cada pizca de amor y comprensión.
Hablándote de mi salud, ésta se deteriora y ya no soy más un héroe, ya no escribo como antes y no me creo el poeta como en viejos los tiempos.
Me fastidia mi dolor; lo único bueno es que al menos no vivo al libertinaje y dependo de personas que viven de este trabajo; por eso me fui, porque no merecias mantenerme.